Eran las 3.00 a.m. hace frío, a lo lejos de mira las sierra como una sombra obscura, alumbrando espectralmente la zona, aquellos árboles dan la sensación de algo siniestro, las luces de las lámparas van alumbrando la vereda cuando la luz de la luna se oculta por las nubes en su caminar por la noche el viento sopla y se siente más fresco, caminado por aquella pendiente se ve al fondo aquella estructura derruida y sobre todo el río seco que lo cruza, ya casi llegamos al puente de piedra a lo lejos vemos una silueta que se sobresale de la penumbra el miedo invade un poco como el escalofrío recorre el cuerpo pero no hay porque asustarse es una anciana poco a poco se nos vamos cruzando en el camino, pero nos vamos dando cuenta de muchos detalles sus ropas humildes, su bastón aquellos huraches viejos y sus pies con tierra y en sus mejillas el polvo pero lo que más me intrigo es que es ciega solo se dirigió a nosotros y nos comento que si era el camino a Cuautepec y le respondimos que si era el poblado más próximo y ella nos dijo gracias buen camino.
Lo más trascendental no era la noche ni el puente de piedra si no que hacia una anciana ciega caminando por aquella vereda en la madrugada, por aquel camino a Chalma.
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