viernes, 25 de enero de 2013

Historias La espera que desespera




 En casa estaba esperando la llamada de Eduardo que quedo de pasar por mi para salir aquella noche de Sábado había pasado unos 15 minutos de la hora, pensando que era dentro de lo normal así me quede en la sala de la casa a esperar a que llegara el clásico claxon que me avisaba que llegaba brillaba por su ausencia, no pasaba nada y esperando sentado al teléfono en aquellos días este medio de comunicación era el único el usos de celular era poco común y el bíper era su antecedente histórico.

Pasaba el tiempo y miraba mi reloj y trataba de llamar a su casa pero su Papa ya me conocía la voz cuando le preguntaba por Eduardo Groseramente me contestaba No esta siempre era la forma de contestar y ni sus luces no sonaba el claxon una llamada para decirme que se había demorado.

Ya pasaban de las 11.00 pm yo sentado en aquellos sillones mirando el reloj o cambiándole a la TV tratando de disfrazar mi desesperación, por algún momento tuve el deseo de comentarle a Mama lo que me pasaba pero no lo hice quizá ella notaba mi desesperación pero no me decía nada.

Subí a la azotea de la casa y mirando en la calle por si venía aquella camioneta pero no pasaba nada.

Finalmente dieron las 12.00 pm y creo que finalmente comprendí que me había dejado plantado, así fue aquella noche que me fui a dormir solo puse el radio escuchando alguna canción, ni ganas de ver algún programa solo dormir para tratar de olivar y sobre todo no aceptar que me habían dejado plantado.
Porque en muchas ocasiones nos aferramos a la cosas cuando podemos conocer a más personas, porque nos morimos en un vaso de agua, cuando existen miles de posibilidades buscando lo mismo que uno.

Quizá la respuesta porque nuestros sentimientos son nobles solo nos falta aceptar que podemos cambiar el rumbo de las cosas.

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