Casi son las 6.00 p.m. caminando rumbo a la casa, por aquellas calles de Coyoacan, el viento sopla y el frío es más evidente, a cada paso que doy miro la calle vacía y sobre todo los detalles de las fachadas coloniales, hay ocasiones que vamos caminado y por la mente pasan muchas ideas, imaginamos cosas o en ocasiones pensando como nos fue en el trabajo, o en los problemas del mismo o en la familia o incluso en la pareja, novio o amigo, a veces tanto que cuando no detenemos a cruzar la esquina volvemos a realidad.
He leído mucho de las historias antiguas de los caminos de Coyoacan, sus barrios, sus calles, sus caminos perdidos, sus leyendas, que a veces me imagino como habrá sido la vida en aquellos años, como habrá sido la vida gay para muchos, en la época de la colonia, como imaginar el control de la iglesia, de la moral de la sociedad si hoy en México, falta mucho en aquellas épocas era mas complejo,
El imaginar como sería el amor de dos personas en la época de la Colonia en donde se tenían que casar mas por obligación y las buenas costumbres y como sería el ligue, pero si nos queremos imaginas como fue eso solo basta ir al Superam, que esta cerca del Hotel de México, en la colonia Nápoles al centro sur de la Ciudad de México, donde vez a padres de familia con todo y esposa, a padres con sus hijos, o a señores de closet, que te quieren ligar, es interesante caminar por aquellos pasillos y sentir aquellas miradas, las risas no se si de nervios, de pena o de gusto, al final solo queda n eso porque no pasa nada bueno hasta ahora.
Así creo que fue en aquellos años y el detalle lo vemos en muchas ciudades porque hemos avanzado pero falta mucho.
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