jueves, 29 de agosto de 2013
Historias Como el Perro de las dos Tortas
Había quedado con él de vernos en el bar, un amigo que apenas conocía y que ya tenía tiempo de intercambiar mensajes aquella pagina, pero físicamente no lo había conocido físicamente, bueno llegue temprano y todavía alcance sentarme en la barra, pero no ha llegado espero lo reconozca, y veo los tipos que hay en el lugar por ahí algunas cosas interesantes otras no tanto pero es parte del ambiente.
Estando en el lugar alguien me solicito un cigarro pero no tengo porque no fumo, hace muchos años compraba una cajetilla por si alguien me pedía uno, y así conocer, entablar platica, hacer amistades quizá la pareja, pero nunca paso esta me duro varios meses e igual de solo, por aquí paso el mesero que me gustan pero nunca me pela pero según muy buga pero ahí lo vi en la marcha echando relajo.
Veo la hora y todavía no llega, espero ya no llegue a veces me imagino que es el guapo esta por ahí, o aquel tipo marcado, o el del bigote pero no solo son ideas mías, voy esperar unos minutos más si no llega ya ni modo me habrán dejado plantado como me ha pasado en algunas ocasiones.
Por ahí entro aquel tipo parece que es él tiene barba de candado como en la foto, ojos claros, perdón no tiene los ojos claros no es él.
Y bueno ya casi esta el tiempo limite 45 minutos después de la hora de la cita, por ahí escuche una voz algo delgada mire hacía atrás era la persona que esperaba bueno si cambio un 80 % de sus fotos me comento que esa foto tenía unos 8 años, órale si se veía por ahí empezamos a platicar pero como que me doy cuenta que le hace falta temas de conversación, por momentos se queda callado, bueno pero todo bien.
Había transcurrido unos 15 minutos y paso una persona que me comento eres Roberto le respondí que si, él era Miguel un cabrón de Guadalajara que estaba de visita en la ciudad, el un hombre de 180 mts, fornido, hace pesas, velludos con patilla larga me comento aquí llegando vengo solo apenas conociendo el lugar y la ciudad y bueno te veo que estas acompañado me comento, solo le presente l amigo que estaba platicando y se fue, sin antes darme un abrazo tan fuerte que pude sentir cada músculo de su cuerpo y el aroma de aquella loción me impacto.
Me volví a barra para mirar a mi amigo con el que estaba platicando, por dentro me sentí una sensación de vació como impotencia pero sobre todo como el perro de las dos tortas, finalice la platica rápidamente y despedí al amigo, para buscar a Miguel pero no volví a ver por aquellos lugares.
Lo único bueno que mantengo las dos amistades pero hubiera querido que pasara otra cosa pero. cuantas veces te ha pasado
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