miércoles, 20 de febrero de 2013

Historias de mis Amigos 448 El Catedratico


 

Hace algunos años; cuando  apenas iniciaba la Universidad, cuando la ilusión de cualquier joven es dar ese paso para poder seguir preparándose y salir adelante. Yo (Alberto) estaba muy emocionado pues se había llegado el primer día de clases en la licenciatura de medicina veterinaria,  en los primeros días, caminando por la escuela  me encontré por casualidad  con un hombre muy guapo, aquellos lentes oscuros (característico en él), le daban un toque especial,  por cierto algo que me llamo la atención fue su barba de candado, y digo que  lo conocí aunque no tuve contacto alguno con él, él era veterinario y  catedrático.

Así pasaron tres largos años en los que solo lo veía a lo lejos, nunca tuve la fortuna de que fuera mi maestro o que tan solo volteara a verme. Siempre con el sentimiento cada vez que le miraba,  y siempre buscando la oportunidad de encontrarlo, el solo hecho de mirarlo me emocionaba, pero  mis temores y  eran fuertes por  que nunca me anime a hablarle.

Así paso el tiempo en sexto semestre cuando mis compañeros me invitaron a una fiesta “despedida de semestre” yo no soy de mucha  fiesta, pero aquella ocasión  era buen ocasión, así que toma la decisión de  ir ya rumbo o al evento nos detuvimos a comprar un tequila.

Por fin llegamos, una fiesta algo concurrida,  pero paso algo raro una extraña sensación me acompaño todo este transcurso que me hizo beberme dos o tres tequilas derechos o de hidalgo, como por acá decimos.

La fiesta transcurría,   las risas y el murmullo, en un momento  sentí la mirada penetrante, por lo que tarde en reaccionar, después de un rato me atreví a voltear quién era, revisando a toda la gente en lugar, hasta que  me tope con aquella mi mirada, cual fue mi sorpresa que aquella mirada provenía  aquel hombre, era el veterinario, así el catedrático que me había robado la atención por mucho tiempo,  aquel por el cual se me iban las horas pensándolo e imaginándolo. No podía creer, que por fin se hubiera fijado en mí. Se nos fue la noche intercambiando sonrisas y miradas.

 Mis compañeros decidieron que era hora de retirarnos por supuesto que yo no quería, pues sabía que tendrían que pasar dos meses para poder volver al hombre que por primera vez me había movido el tapete, por desgracia al final  por la presión de los amigos, tuve que retirarme con ellos.

Durante esos dos meses estuve buscando la forma de comunicarme con él, de hacerle saber lo mucho que me interesaba, obvio, que después de esa noche ya sabía  que le gustaba el ambiente. Entre algunos de mis contactos encontré un correo electrónico sin seguridad de que fuera del decidí escribir a este correo, recibiendo respuesta muy pronto, otra vez no lo podía creer, era el correcto. Platicamos varias veces por este medio, él aseguraba que nunca antes me había visto hasta esa noche y que desconocía que yo era alumno de veterinaria.

Pasaron los dos meses cuando decidimos vernos fuera de la escuela, me invito pasar a su casa, fue ahí cuando recibí y di el primer beso, es ese momento toda mi piel estaba chiníta, la emoción hasta  temblaba de nervios.

Pase toda la tarde platicando con él y al caer la noche me pidió pasara la noche con él, yo nervioso pero era la única oportunidad no lo pense dos veces y  acepte, y  era yo una experiencia nueva para mi porque nunca antes había estado en la cama con un hombre, en realidad  no hubo sexo, yo no me sentía preparado y sentía que esa primera vez tenía que ser inolvidable, todo estaba tan perfecto que el sexo no era necesario.

Después de repetidas ocasiones por fin se dio esa primera vez, todo lo veía color rosa, hasta que caímos a una relación sin estarlo, y paso el tiempo durante casi dos años por primera vez había tocado mi puerta.

Pero a veces  lo bueno no dura mucho, hasta que pude darme cuenta que no todo era rosa, también había cosas que no eran normales por lo que poco a poco  me di cuenta que  existía un lado obscuro, hasta que descubrí varias infidelidades de su parte.

Él dolía mucho porque  yo de mi parte siempre estuve ahí, entregándome cada día. Pero creo ya no podía verlo con los mismos ojos con los que veía a aquel veterinario del que me enamore.  Y tome una decisión  de alejarme por completo.

Todo este tiempo había pensado que seguía sintiendo algo de ese amor por él, hasta hace apenas algunos días que decidí tener un encuentro con él me di cuenta que de ese amor no quedó nada.

Moraleja  en siempre debemos de tomar en cuenta que a veces nos hacemos expectativas muy altas de una relación, cuando los damos todos podemos pensar que la gente siente igual que nosotros, pero son apreciaciones equivocadas porque no piensa lo mismo la persona que queremos.

Hay vivir el momento pero lo más importante es la comunicación, antes de iniciar alguna relación debemos de poner los pies sobre la tierra, que es lo realmente queremos si una relación formal o solo el gusto de estar con esa persona, cuantas cosas nos evitaríamos.


Historia enviada por Alberto C. 

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