viernes, 22 de febrero de 2013

Historias 451 Cuentos de la Revolución " Los capulines"

Historias 450 Cuentos de la Revolución  “ Los Capulines”

En aquella Hacienda de los Capulines  de principios de siglo XX y antes de la revolución  Mexicana la situación era compleja,  La situación en el campo empeoró entre 1876 y 1910 porque las llamadas compañías deslindadoras quitaron a muchos campesinos e indígenas sus tierras y luego las vendieron a personas muy ricas, ya fueran mexicanos o extranjeros. 

Así surgieron los latifundios, es decir, enormes extensiones de tierra que eran propiedad de una sola persona o familia. 

Los campesinos tuvieron que trabajar en las grandes haciendas como peones; ahí eran maltratados y obligados a laborar muchas horas y se les pagaba muy poco. Además, tenían que comprar sus alimentos en las tiendas de raya que, por supuesto, eran propiedad de los hacendados. Los precios eran tan altos que los peones siempre quedaban debiendo y sus hijos heredaban las deudas.  En cuanto a los peones y sus familias, la grave explotación,  las tiendas de raya  y las malas condiciones de trabajo, hacia  que la vida de estos fuera miserable.

En el caserío a un lado del casco de la Hacienda,  vivían los peones entre estos estaba Felipe  de 17,  de piel quemada por el sol, de cuerpo torneado por el  producto de las largas jornadas de trabajo pesado, aquella cara de cabrón, lleno de polvo, y sus manos ásperas por trabajo, aquel bigote, y lo más llamativo era su camisa de manta que en ocasiones dejaba de ver el volumen de un pecho velludo que poco a poco tomaba forma y  era de las cosas que más llamaban la atención, no solo de las mujeres de la hacienda si no pueblo cercano, pero no solo de las mujeres.

Lo interesante era mujeriego andaba con alguna por aquí  y los dias, hasta que conoció a Soledad de  15 años, la  que  embarazo, por lo que los casaron hacia poco tiempo.

Aquella  tarde estaba, preparando para el  caballo para el Hijo de don Luis el dueño de la hacienda, que había llegado al día anterior,  estado estudiando en Ciudad de México, llamado Francisco el de unos 22 años alto, blanco, barbado, sus ojos verdes una estampa, junto con su estilo y las buenas costumbres de la época.

Felipe lo llego a ver algunas ocasiones de niño a Francisco pero este se fue a estudiar muy chico y no regreso hasta esas fechas a pasar unos días en la Hacienda.

Llega el capataz se dirigió hacia donde estaba  Felipe con el caballo y lo presento con Francisco  para asignarle las tareas, en ese momento le paso algo que dejo intrigado la mirada de Hijo del Dueño,  los ojos de Francisco se quedaron fijos en  Felipe por un momento pero su arrogancia y su forma de ser solo la quito rápidamente.

Le asignaron acompañarlo a galopar por las parcelas para ver las siembras, el se  cuestionaba para que mostrar algo que ya conoce, pero en rango del, los  peones y aquella hacienda eran considerados casi esclavos  uno de los  motivos por el cual se levanto la Revolución. , Y no podía hacer otras cosas que obedecer o seria castigado.

Así se enfilaron hacia las parcelas por aquella vereda que se perdía a simple, vista, poca platica más porque un hacendado no pude hablarle a un peón como Felipe montado una mula, así fueron  recorriendo las tierras de la hacienda,  por donde pasaba la gente dejaba de hacer sus labores para saludar al hijo del dueño, No hablaba con Felipe  solo lo indispensable, sin darse cuenta este miraba por momentos a Felipe, cuando se percataba quitaba la vista.

Ya después de un rato Francisco galopaba más rápido dejándolo atrás por lo que ya se había enojado pero no podía hacer otra cosa. , Le comenta Francisco si todavía esta el ojo de agua, le respondió que sí, y  tomo a galope el caballo para hacer correr para llegar aquel lugar, Felipe le comento que tuviera cuidado pero no escucho y como pudo acelero el paso.


En aquel paraje que bordeaba una colina antes del pozo de agua,  el camino es angosto y poco seguro por la maleza, se escuchaba el galope del caballo del hacendado, más bien quería poner a prueba al peón,  en aquellos matorrales se escucho el sonido del cascabel, lo que el caballo reacciono  y no este no pudo controlar el caballo lo cual fue lanzado hacia el barranco, y caballo asustado corrió por aquella vereda, rápidamente  llego Felipe, asustado y con miedo busco por aquellos matorrales al hijo del Dueño,  a unos metros debajo de aquella maleza estaba inconsciente, los  rasguños visibles en la cara y sobre todo  se había lesionado el pie, se había cortado con una piedra, sin más pensarlo Felipe lo saco lo jalo hacia la vereda y como vio la sangre Su corazón saltaba más fuerte lo que hizo fue quitarse su camisa  la rompió y amarro aquella herida.

Poco a poco despertó  Francisco lo que miro fue  la cara de Felipe asustado pero no solo eso sino aquel cuerpo esculpido por el trabajo sin la camisa de manta,  que no dejaba nada para imaginación, por un lado tardo en hablar y lo primero que dijo  tú eres culpable, pero no dejaba de mirar, el detalle el caballo había regresado.

Como pudo lo subió al caballo y regresaron a la Hacienda, mediar palabra por la mente de Felipe las repercusiones y el castigo y por la mente de Felipe aparte del dolor de sus heridas la imagen de cuerpo de Felipe que por ocasiones el  dolor más fuerte pero se daba tiempo para volteaba a verlo sin que este lo notará.

Y En la Hacienda  el regaño del capataz así como Don Luis no hicieron esperar, en aquellos días  los castigos eran fuertes más porque así mantenían el control de los peones y trabajadores y Felipe no podía hacer nada porque era su palabra contra la del Dueño, y lo hacia más por Soledad y su futuro hijo.

Se le amarro  se le quito la camisa y le dieron 20 latigazos  corrió con suerte en algunos casos si los campesinos trataban de protestar o de huir de las haciendas eran brutalmente castigados e, incluso, asesinados.

Por en una ventana de la Hacienda se levantaba la cortina para observar aquella escena  era Francisco que miraba detenidamente  y con mucho morbo, se empezó a  tocar el mismo, y poco a poco sus manos fueron bajando lentamente hacia sus cintura, el sudor  poco a poco escurría por su frente  y se quieto lentamente el cinturón, mientras que el patio se escuchaba el sonido seco de los latigazos, en aquella habitación de la hacienda el hijo del Dueño  se bajaba lentamente los calzoncillos, empezaba a masturbarse, observando por la ventana a Felipe,  en punto del  estasis, ya con la vista perdida y la sensación de tener los ojos bizcos anunciaban que había venido (corrido)  cuando............. (fin de la Primera Parte  continuara) 

Historia inedita que estoy escribiendo.






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