jueves, 16 de mayo de 2013

Historias 499 El camino a casa



Caminaba hacia la casa en aquella calle obscura el único poste que estaba en buen estado alumbraba realmente poco, por ahí hasta las ratas del aquel parque si observaban corriendo, y al escuchar mis pasos aceleraban la marcha para esconderse en aquellos contenedores de basura,  por momentos volteaba  al escuchar algún ruido, hasta esos pasos que al mirar no había nada, solo por mi mente pensaba como alejarme de aquel lugar  con la mayor brevedad pero son dos cuadras  y la iluminación escasa, en esta ocasión ya había salido a las 5 a.m. del antro, pero los taxis me cobraban mucho y bueno si quería ir los demás fines de semana lo mejor seria optimiza los recursos en aquellas fechas por suerte logre tomar el colectivo que pasaba por insurgentes y daba vuelta por Miguel Angel de Quevedo hasta Taxqueña, él detalle me deja un poco lejos de casa en División del Norte, pero que prefería sacrificar caminar por aquella obscuras  calles o faltar un día de antro, y ahí estaba caminando hacia la casa.

Pero lo único malo que tenía que pasar por un costado del panteón de los Reyes, y lo malo ya estaba llegando, aquellos  árboles de fresnos con sus follajes espesos y con la sobra y la escasa luz del alumbrado publico que era poca, daban una cuadro ni imaginado de alguna película de suspenso.

Daba los pasos más rápido, y el frío se hizo mas presente, pero  a la vez esos latidos del corazón que los escuchaba y me retumbaban los oídos, pero ahí caminando, con mis miedos internos y sobre todo a la expectativa, porque al otro lado del muro estaban los sepulcros, algunos con las hojas secas de las flores colocadas que parecía que alguien rondaba porque el sonido de los pasos por aquella vegetación se hacía presente.

Caminado a paso veloz de repente y aquella esquina me salto de la nada aquel hombre de cara pálida de mirada profunda de cabellos largos y canosos, con sus ropas desgastadas como un espectro salido de alguna película, que hizo pasar el peor susto de mi vida, con ese escalofrío que invadió todo mi cuerpo, y me hizo sentir como los cabellos seme erizaban, un que el corte de cabello no tengo pero la sensación, mudo y no saber que hacer. , Aquel personaje  con paso más calmado paso delante mi sin percartarse que me había asustado, no era un espectro porque camina, no era un fantasma  porque seguía ahí, entonces quién era.

La tranquilidad poco a poco ante mi asombro, y por la silueta de aquel personaje pude comprobar que era un pepenador  pero que había buscado cerca del panteón alguna cosa para él, a esa hora era mi pregunta. , Pero menos mal ahí pude comprobar que en la realidad habrá que temerle más a los vivos que a los muertos, para mi suerte no me asaltaron, ni me golpearon solo era un pepenador robando cámara  a los espíritus que yo esperaba.

Y lo mejor que pude ir al antro los demás días, valió la pena optimizar los recursos porque, parece mentira  pero el estar en el ambiente a veces se hace costumbre y se vuelve un habito que nos permite alejarnos un poco de estrés de los días de trabajo.

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