En el siglo pasado después
de la Revolución los antiguos pueblos originarios de Coyoacán se dedicaron a la
siembra, antes estaban a la margen del lago de Texcoco, se fue secando, en los
pedregales había escurrimientos de agua y brotaban los manantiales, permitió un
sistema de canales de agua los conocía como chinampas que permitió la agricultura, pero al crecer
la ciudad también se secaron, mis abuelos paternos se dedicaron en un inició a
la siembra de flores, todavía recuerdo un sembradío de la flor no me olvides, en esos años mi tío el mayor era
muy chico, mi abuelo le hizo un carrito de madera con ruedas de balines, esa
era la diversión en aquellos días por aquellas veredas.
Una tarde tío se enfilo en un camino y medir el peligro
fue a caer en una pequeña barranca por
sus heridas, se puso muy grave y ya no reaccionaba su situación era critica, dio
su último suspiro, en esas fechas para saber si una persona estaba muerta
bastaba ponerle un espejo si este quedaba empañado por la respiración de la
persona estaba vivo de lo contrario había fallecido, comprobaban que no
respiraba había muerto, tristes los abuelos empezaron los preparativos para
velarlo mis abuelos en aquellos días la economía era muy precaria y en petate
acostaron a niño en una cama de ramas de fresno como es fresca evita que se
descomponga más rápido.
La gente empezó a llegar
para velar al niño muerto, antes de que llegara el féretro de madera
estando todos presentes y ya transcurrido un bien tiempo, de repente el
niño se levantó ante el asombro y el susto de todos los presentes que lo daban
por muerto.
Una vez despierto empezó a
contar que se vio caminado por una vereda
que se perdía en un bosque, en el trayecto se encontró con algunas
personas que le preguntaban su nombre él les comento de donde y quienes eran sus
padres, recordó sus nombres de estas personas
y le comentaron que les saludara a sus padres después de caminar y caminar llego hasta una
gran puerta donde a la entrada estaba un
señor anciano con la barba blanca donde le dijo, tu a dónde vas este le
respondió a cruzar la puerta, el anciano le comento a ti todavía no te toca en
ese momento sintió una gota de agua fría en su frente y fue cuando se despertó asustando
en su propio velorio.
Lo más asombroso de todo
esto que al comentarlos con su padres y
familiares dio los detalles de personas y lo más asombroso estas personas había muerto
antes de él naciera incluso de personas
que mi tío nunca conoció ni por comentarios,
desde esas fechas mi tío se volvió una persona muy cerrada y miedosa no
le gustaba recordar aquel pasaje, paso el tiempo hace dos años
ese tío abuelo murió esta vez sí cruzo aquella puerta
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