miércoles, 15 de enero de 2014

Historias Cuentos de la Revolución “ Los Capulines”


En aquella Hacienda de los Capulines  de principios de siglo XX y antes de la revolución  Mexicana la situación era compleja, en el campo la vida empeoró entre 1876 y 1910 porque las llamadas compañías deslindadoras quitaron a muchos campesinos e indígenas sus tierras y luego las vendieron a personas muy ricas, ya fueran mexicanos o extranjeros.

Así surgieron los latifundios, es decir, enormes extensiones de tierra que eran propiedad de una sola persona o familia.

Los campesinos tuvieron que trabajar en las grandes haciendas como peones; ahí eran maltratados y obligados a laborar muchas horas y se les pagaba muy poco. Además, tenían que comprar sus alimentos en las tiendas de raya que, por supuesto, eran propiedad de los hacendados. Los precios eran tan altos que los peones siempre quedaban debiendo y sus hijos heredaban las deudas.  En cuanto a los peones y sus familias, la grave explotación,  las tiendas de raya  y las malas condiciones de trabajo, hacia  que la vida de estos fuera miserable, esta fueron una de las causas del levantamiento armado 1910, en la Revolución Mexicana del siglo pasado.

En aquellos días en el caserío a un lado del casco de la Hacienda,  vivían los peones entre estos estaba Felipe  de 17 años,  de piel quemada por el sol, de cuerpo moldeado el  producto de las largas jornadas de trabajo, aquella cara de hombre  rudo  y viril,  lleno de polvo,  sus manos ásperas por trabajo, y aquel bigote que impresionaba,  pero lo más llamativo era su camisa de manta desgastada,  que en ocasiones dejaba de ver el volumen de un pecho marcado y  velludo, era la envidia de los hombres y deseo de todas las  mujeres de la hacienda  y  del  pueblos cercanos, pero no solo de las mujeres.

           


Lo interesante de este Hombre joven  era mujeriego andaba con  muchas mujeres, a pesar de su edad, muchas deseaban andar con este ejemplar,  hasta  que conoció a Soledad de  15 años, la  cual   embarazo, por lo que los casaron hacia poco tiempo ante la presión de sus padres.


En aquella   tarde estaba, preparando  el  caballo para el Hijo de Don Luis el dueño de la hacienda, que había llegado al día anterior,  ese había estado estudiando en Ciudad de México,  Francisco de 22 añosera un hombre joven,  alto, blanco, barbado, sus ojos verdes, todo el icono de un hacendado,  junto con su estilo y las buenas costumbres de la época.

Felipe lo llego a ver algunas ocasiones de niño a Francisco pero este se fue a estudiar muy chico y no regreso hasta esas fechas a pasar unos días en la Hacienda.

El capataz se dirigió hacia donde estaba  Felipe con el caballo y le presento a Francisco, ya con muchos años de no verlo no lo reconoció  y fue con él para asignarle las tareas, en ese momento le paso algo a Felipe que dejo intrigado la mirada de Hijo del Dueño,  los ojos de Francisco se quedaron fijos en  Felipe por un momento pero su arrogancia y su forma de ser solo la quito rápidamente.

Las primeras tareas eran  acompañarlo a galopar por las parcelas para ver las siembras, Felipe se  cuestionaba para que mostrar algo que ya conoce el hijo del Dueño, pero en el rango,  los  peones eran considerados  como esclavos, no podía hacer otras cosas que obedecer o seria castigado.

Así  pasaron con la misma rutina durante una semana, y llegó el Sábado para hacer lo mismo, Así se enfilaron hacia las parcelas para iniciar el recorrido por aquella vereda que se perdía a simple vista, poca platica más porque un hacendado no pude hablarle a un peón como Felipe montado una mula, así fueron  a galope por aquellas tierras de la hacienda, por donde pasaba  la gente  dejaba de hacer sus labores para saludar al hijo del dueño, Francisco  no hablaba con Felipe  solo lo indispensable, sin darse cuenta este miraba por momentos, cuando se percataba quitaba la vista, Felipe se inquietaba ante aquella mirada  hasta pena le daba.

                



Ya después de un rato Francisco galopaba más rápido dejándolo atrás por lo que ya se había enojado pero no podía hacer otra cosa más seguirlo a toda prisa, esa tarde le comenta a Felipe que si todavía esta el ojo de agua, le respondió que sí,   tomo a galope el caballo para hacer correr para llegar aquel lugar, Felipe le comento que tuviera cuidado pero no escucho y como pudo acelero el paso. Perdiéndose en aquellas veredas.


En ese bosque  había que  bordear  una colina para llegar al  pozo de agua,  el camino es angosto y poco seguro por la maleza, se escuchaba el galope del caballo del hacendado, más bien quería poner a prueba al peón,  en aquellos matorrales se escucho de pronto el sonido del cascabel, lo que el caballo reacciono  y sé este se puso nervioso, Francisco  no pudo controlarlo y fue lanzado hacia el barranco, el caballo asustado corrió por asustado por aquellos caminos, rápidamente  llego Felipe, asustado y con miedo busco por aquellos matorrales al hijo del Dueño,  a unos metros debajo de aquella maleza estaba inconsciente, los  rasguños visibles en la cara y sobre todo  se había lesionado el pie, se había cortado con una piedra, sin más pensarlo Felipe lo saco lo jalo Hacia la vereda y como vio la sangre en su ropa, su corazón saltaba más fuerte lo que hizo fue quitarse su camisa  la rompió y amarro aquella herida.

Poco a poco despertó  Francisco lo que miro fue  la cara de Felipe asustado pero no solo eso sino aquel cuerpo esculpido por el trabajo sin la camisa de manta,  que no dejaba nada para imaginación, por un lado tardo en hablar y lo primero que comento fue “ Tu tienes la culpa,   tú eres el culpable” refiriendo a Felipe, pero no dejaba de mirar, el detalle el caballo había regresado, un buen caballo jamás deja a su jinete.

Como pudo lo subió al caballo y regresaron a la Hacienda, mediar palabra por la mente de Felipe con miedo pensaba en las repercusiones y sobre todo el  castigo, pero  la mente de Francisco aparte del dolor de sus heridas, solo pensaba en la imagen de cuerpo de Felipe que por ocasiones el  dolor más fuerte pero se daba tiempo para volteaba a verlo sin que este lo notará.

Y En la Hacienda  el regaño del capataz así como Don Luis no hicieron esperar, en aquellos días  los castigos era fuertes más porque así mantenían el control de los peones y de los trabajadores, Felipe no podía hacer nada porque era su palabra contra la del Dueño,  solo tenía que obedecer  y más por su esposa  Soledad y su futuro hijo.

Llega el castigo de inmediato, se le quito la camisa y se le amarro, le dieron 20 latigazos  corrió con suerte en algunos casos si los campesinos trataban de protestar o de huir de las haciendas eran brutalmente castigados e, incluso, asesinados, ante la mirada de muchos trabajadores e incluso sus familiares.

En aquella  ventana de la Hacienda se levantaba la cortina para observar aquella escena, entre sombras  era Francisco el hijo del Dueño de la Hacienda, que miraba detenidamente  y con mucho morbo, se empezó a  tocar el mismo, y poco a poco sus manos fueron bajando lentamente hacia su cintura, el sudor  poco a poco escurría por su frente  y sé quito lentamente el cinturón pita,  mientras que el patio se escuchaba el sonido seco de los latigazos, en aquella habitación de la hacienda el hijo del Dueño  se bajaba lentamente los calzoncillos, empezaba a masturbarse, observando por la ventana a Felipe,  en punto del  estasis, ya con la vista perdida y la sensación de tener los ojos bizcos anunciaban que había venido (corrido)  cuando............. (fin de la Primera Parte  continuara)

Historia inédita que estoy escribiendo.



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