En Coyoacán hasta antes de la mitad de siglo pasado todavía se cultivaban las parcelas, había un sistema de canales de riego que distribuían el agua de los diferentes manantiales y pozos, corrió el agua y había chinampas hoy solo en una parte de ahí se conservan pero pronto ya no habrá nada.
En aquellos años había mi Abuelo que tenía su siembra de vegetales pero veía cada mañana qué por lo menos una parte de ella estaba maltratada e inclusive la tierra fuera de su lugar incluyendo la misma siembra esto lo había notado unos días antes, así que pensó que era alguna broma o la actuación mala de alguna persona, y pasaron los días y los sucesos cada mañana eran los mismos, por lo que no dejará para un día más así, por lo que esa noche tomo su escopeta y se sentó enfrente de su casa la vista la tenía hacia la parcela.
Transcurría la noche y no pasaba nada, ya con sueño por momentos despertaba pero no la noche seguía tranquila, poco después de la 1.00 A.m. empezó escuchar ruidos así como el ladrido de los perros que al escucharlos se enchina la piel pero por más que trataba de ver a lo lejos no distinguía nada, de momento empezó a escuchar los sonidos de la hierba de repente de la obscuro de la noche salió un puerco semental enorme, que hasta al verlo sintió como se le erizaban los pelos, y este semental empezó a correr por la milpa, en ese momento tomo la escopeta apunto ya lo tenía en la mira cuando se cayeron los pantalones el hecho por atender lo último no vio a donde se había ido aquel animal.
Por más que lo busco no encontró, solo el miedo en el aullar de los perros quedo en esa noche.
Relato de mi abuelo.
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