Caminando hacia el trabajo y bueno siempre voy contando el tiempo, el estrés
por llegar temprano se presenta y parece chistoso que cuando llevamos más prisa
sucede lo inesperado, el tráfico, el caos, no falta ver cómo la gente se
desborda en cualquier transporte aquí en la Ciudad de México uno de los
principales problemas.
El reloj casi marca pocos minutos para que se me haga tarde, abordo un taxi eso
soluciona en mucho aunque por economía no tanto, ahí los buenos días al taxista
y determinado la dirección a la cual hay que llegar, y así me empieza hacer la plática
al ver ya detenidamente a ese chofer me doy cuenta que es un joven bien
parecido con un pants, una playera ligera que hace que se marque su cuerpo
trabajo del ejercicio y los brazos definidos con el clásico conejo, poco
a poco vamos haciendo la plática , hasta subió el espejo para verme
mejor, la verdad son pocas ocasiones que me da gusto la plática pero sobre todo
aquel cabrón que va al volante, hasta su forma de hablar, me comentaba que le
ayuda a su papa él estudia en la universidad y por los ratos libres toma el
taxi y se va a trabajar.
Le me comento que si hacia ejercicio le dije que si así así hablamos brevemente
de la rutinas, hasta de natación, hasta me dio la sensación que me estaba
ligando y yo a él, todo estuvo genial hasta sin que percate
que ya me había pasado una cuadra del lugar a donde era mi destino, fue tan
rápido que le pague y dije que era un gusto y cuando me di cuenta ya el taxi se
alejaba.
El detalle porque no le pedí su número de teléfono, su correo o su Facebook,
pocas veces es cuando las oportunidades las tenemos tan cerca que las dejamos ir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario