Amanece en San José Poaqui,
Guatemala C.A, en aquel caserío de láminas y cartón estaba
Mauricio a su escasos 14 años ya conocía lo que era el perder a su padre, solo
quedaba madre y su hermana, pero aquella tarde al regresar de sepultar a
su padre victimas de asalto en camino rural por parte de las pandillas, que
podía esperar, él era aprendiz de albañil con su padre había aprendido poco el
oficio pero aquel pueblo lo que más abunda es desempleo, la carencia que
cada día era rendir los pocos Quetzales, a diario observaba lo caro que
estaba los precios y el empleo escaseaba y trabajando él y su hermana lograban
sobrevivir muy precariamente.
Caminando por aquella calle
observaba la pantallas de esa tienda de comercial, y donde miraba aquella
película americana en sueños vislumbraba la posibilidad de salir adelante
y la única forma era emigrar hacia los Estados Unidos, muchos de sus amigos y
familiares lo había hecho, y muchos de ellos hasta ahora no se sabía de ellos
hundiendo más aquella situación de muchos.
Aquella mañana tomo esa
difícil decisión de salir al día siguiente con su mejor amigo Pepe que se
llevaban muy bien la amistad era mucha, fue a vender las poca herramienta
de trabajo y consiguió algunos Quetzales ya en casa tomo solo unos
cuantos y la otra parte de entrego a su madre y comento que regresaría
por ella y su hermana.
No había otra alternativa
para poder seguir adelante, su Madre con la pérdida de su esposo, ya ni
lagrimas salían solo ese sensación de vació en el pecho y la idea que sería la
última vez que vería a su hijo, aquella noche sonó el golpe de una piedra
en la láminas era Pepe que ya estaba esperándolo fuera de su casa.
Solo su Madre se levantó
rápidamente y le dijo que tuviera mucho cuidado y le dio la bendición con un
beso en la frente, y aquellos amigos caminaron para reunirse con más gente que
los esperaba.
Hacia llegaron hasta la
frontera de México donde fácil burlar la migración e internarse a Suelo
Mexicano, el detalle era realmente pocas las pertenencia así como los víveres,
algunos tamales que le había puesto su mamá, lo tuvo que compartir con
Pepe, dos pequeñas botellas de agua para economizar, ahí les cambiaron el
poco dinero en pesos solo alcanzaron $500.- pesos, no sabía si era mucho
pero era su capital y su tesoro.
Ya llevaban casi dos días y
reamente caminaron mucho por aquellas veredas, un día antes Mauricio había
notado una pequeña ampolla y su viejos tenis apenas aguantaban, paso era
un sufrimiento pero se aguantaba, en el
trayecto desconocido solo se imaginaban el final porque todo era nuevo, cuando
en eso todo empezaron a gritar ahí vienen y corrieron en todas
direcciones, Pepe también por ahí corriendo hasta donde las fuerzas se lo
permitió, lejos de camino es internaron unos 200 metros hacia adentro, se
metieron en algún hueco entre la maleza, se arrastraron hasta por el suelo en
lo más tupido de follaje, alguna ramas les rasgaron la pie y guardaron silencio
por ahí escucharon algunas personas que venían con perros, solo quedaron
mirándose fijamente y aguardaron que pasarán , escucharon a lo lejos algunos
disparos y los gritos de dos personas, el de una mujer que todavía lo
hizo varias veces, pero ni cómo ayudarlos eran asaltantes de migrantes.,
permanecieron por un buen rato hasta que el cuerpo estaba adormecido y la
humedad del ambiente lo hacía sentir el frio en la ropas, así se escaparon
hasta que anocheció.
Esa noche había luna llena,
fue cuando acordaron salir y seguir por otra vereda que estaba cerca de la que
venía no se escuchaba ruido más los sonidos de la fauna del lugar, y así
caminaron la comida ya era buena el último tamal ranció por el calor del
lugar se lo comieron, con dudas de que estuviera bueno, y el agua solo
una botellita les quedaba.
Caminaron toda la noche
hasta poco a poco fue aclarando la mañana, todavía falta para Arriaga Chiapas, ya con
hambre y el cansancio, aquella botella de agua se ha acabado, y el caminar es
más lento, la boca empieza estar más seca, la tierra seca que era antes el lodo
de donde se escondieron ahora se desprendía poco a poco y polvo lastimaba los
ojos.
Van llegando algún poblado
pero nos saben cuánto falta del grupo original ya no saben solo se les unieron
otras tres personas un de honduras y dos del Salvador, lo bueno que uno de
ellos ya va por segunda ocasión, por ahí ven una tienda y ya el hambre es
fuerte y la sed lo que piensa varias veces Mauricio, mete la mano al pequeño
bolsita de tela que hizo su madre y lo tiene amarrado por enfrente del pantalón
que lo esconde entre el vientre y el pantalón., sacaba rápidamente uno de los
billetes, toma una de $100.- y guarda celosamente el resto, cuando están cerca
de aquella tienda carente de todo indispensable ingresa rápido y toma dos
botellas de agua y dos paquetes de galletas, apenas estaba preguntando
cuanto era cuando les avisaron que venía la policía, no espero su cambio y se
perdieron por aquellos llanos, había perdido 1/5 parte de poco dinero que
llevaba, pensativo caminando solo descanso con Pepe para tomar agua y una mitad
de un paquete entre los dos., caminaron todavía una horas más el calor era
intenso y al final vislumbraban lo que muchos ansiaban y temían.
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