lunes, 21 de octubre de 2013

Historias Oportunidades que se van





Caminando  hacia el trabajo y bueno siempre voy contando el tiempo, el estrés por llegar temprano se presenta y parece chistoso que cuando llevamos más prisa sucede lo inesperado, el tráfico, el caos, no falta ver cómo la gente se desborda en cualquier transporte aquí en la Ciudad de México uno de los principales problemas.
         

El reloj casi marca pocos minutos para que se me haga tarde, abordo un taxi eso soluciona en mucho aunque por economía no tanto, ahí los buenos días al taxista y determinado la dirección a la cual hay que llegar, y así me empieza hacer la plática al ver ya detenidamente a ese chofer me doy cuenta que es un joven bien parecido con un pants, una playera ligera que hace que se marque su cuerpo trabajo del ejercicio y los brazos definidos con el clásico conejo,  poco a poco  vamos haciendo la plática , hasta subió el espejo para verme mejor, la verdad son pocas ocasiones que me da gusto la plática pero sobre todo aquel cabrón que va al volante, hasta su forma de hablar, me comentaba que le ayuda a su papa él estudia en la universidad y por los ratos libres toma el taxi y se va a trabajar.

Le me comento que si hacia ejercicio le dije que si así así hablamos brevemente de la rutinas, hasta de natación, hasta me dio la sensación que me estaba ligando y yo a  él,  todo estuvo genial  hasta sin que percate que ya me había pasado una cuadra del lugar a donde era mi destino, fue tan rápido que le pague y dije que era un gusto y cuando me di cuenta ya el taxi se alejaba.

El detalle porque no le pedí su número de teléfono, su correo o su Facebook, pocas veces son cuando las oportunidades las tenemos tan cerca que las dejamos ir.

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