Entre los mexicanos la muerte tiene un sentido singular: sus profundas
tradiciones en el pasado indígena; parece un escenario donde se mueven y
deslizan figuras del recuerdo, objetivos de ofrendas de la mas diversa índole:
Dulces, pan, flores, alimentos y costumbristas. La tradición, de alguna manera
es permanente, pero aparece con mayor vigor, como un sentimiento espontáneo,
los días 1 y 2 de noviembre cada año.
Los campos donde están los restos de los difuntos, se iluminan con la presencia
de inumerables personas que llevan entre sus manos las multicolores ofrendas.;
en la no puede faltar, los platillos mas comunes y que difícilmente
faltan son: El mole, chocolate, tamales, calabazas en tacha, pan de muerto y
calaveras de dulce de diferentes tamaños que generalmente llevan el nombre del
difunto y de sus familiares, vivos o también difuntos, los bizcochos en forma
de rosca, coloreados por grageas en rosa mexicano y otros colores.
Se escoge un lugar de la casa donde se improvisa un altar con imagenes
religiosas, se cubren los espejos, se coloca la fotografia del difunto, todo
sobre un mantel blanco al cual se le deshoja cempasúchil, colocando después los
alimentos así como los cirios o las lámparas de aceite que arderán toda la
noche. El incensario de barro ocupa un lugar importante ya que ahí se quema: el
incienso, mirra y estoraque con el fin de limpiarles el ambiente y el camino a
las almas de los fieles difuntos. De los alimentos los difuntos solo tomarán la
esencia; creencia que vale la pena recordar que también fue practicada por los egipcios.
Para la gran mayoría del pueblo mexicano la celebración pagano-religiosa que
con motivo del día consagrado por el rito católico a los fieles difuntos, se
desenvuelve en medio de una extraña y desconcertante mezcla de ofrendas, ritos,
liturgias, y celebraciones diversas en todos los pueblos, rancherías, y
ciudades de nuestro país. Tiene tal colorido, tal riqueza folklórica y
costumbrista, que puede afirmarse no exista otro pueblo en donde el culto a los
muertos sobreviva con tanto arraigo y con manifestaciones tan definidas como en
México. A propios y extraños asombra la dedicación tanto física como económica
con la que los mexicanos honramos a nuestros muertos. La gran cantidad de
dinero que se invierte y la prolífica imaginación con que las artesanías y los
platillos convierten el festejo; causa dolor y pesadumbre en criterios rígidos
que no logran comprender el alma de nuestro pueblo.Todavía en varias
poblaciones de México y en el mismo Distrito
En México se han elaborado hasta la actualidad infinidad de dulces en formas de
calaveras hechas de azúcar o chocolate, huesos de leche, pepitas o almendra. Se
hacían dulces de alfeñique, se cocinaba y hasta la fecha se acostumbra la
calabaza en dulce.
Las ofrendas son verdaderas obras de arte y tienen sus características propias
de cada lugar. Se decoran con papel calado siendo la flor típica el
cempasúchil. También se decoran con frutas que forman parte de la comida que se
ofrece a los muertos. Además se colocan sombreros, rebozos y otros objetos que
usaron los difuntos, lo mismo que herramientas y demás utensilios de trabajo.
Los Niveles de las ofrendas en dia de Muertos (Mexico )
La cantidad de niveles en un altar de muertos varía en algunas regiones. Los
niveles en el altar de muertos representan la cosmovisión, regularmente
representando el mundo material y el inmaterial o los cuatro elementos, en cada
uno de ellos se colocan diferentes objetos simbólicos para la cultura, religión
o para la persona a la que se le dedica el altar.Altares de dos niveles: son
una representación de la división del cielo y la tierra en el que se
representan los frutos de la tierra y las bondades de los cielos como la
lluvia.
Altares de tres niveles: representan el cielo, la tierra y el inframundo.
Debido a la introducción de ideologías de las religiones europeas, ha cambiado
su significado a dos posibles, pudiendo representar la tierra, el purgatorio y
el reino de los cielos, o bien, los elementos de la Santísima Trinidad según la
tradición católica.2
Altares de siete niveles: son el tipo de altar más convencional, representan
los siete niveles que debe atravesar el alma para poder llegar al descanso o
paz espiritual.3 Según la práctica otomí, los siete escalones representan los
siete pecados capitales.4 Se asocia el número siete con el número de destinos
que , según la cultura azteca, existían para los diferentes tipos de muerte.
En diferentes culturas, particularmente en la azteca, se creía que existía un
proceso para nacer y otro para morir. Así, cuando el alma abandona el cuerpo
físico debe pasar una serie de pruebas o dimensiones para llegar al ansiado
descanso. En la cosmovisión azteca el alma de una persona debía pasar ocho
niveles en el Mictlán (inframundo de aquellos que mueren naturalmente), cada
uno representaba una prueba para llegar al noveno nivel en el que se llegaba
ante Mictlantecuhtli y su esposa Mictecacihuatl, llegando al descanso eterno.
El dios azteca Xólotl era el psicopompo de las almas en el camino.5
Otros altares son realizados según la tradición, donde se establece que el
altar debe de constar de 7 niveles o escalones que representan los 7 niveles
que tiene que pasar el alma de un muerto para poder descansar. Estos altares se
realizan generalmente en lugares donde exista un espacio grande donde pueda
caber todo el altar, el cual debe ser barrido el cuarto con hierbas aromáticas
hacia los cuatro vientos un día antes del día de muertos. Primero se construye
o fabrica el esqueleto del altar ya sea con cajas de cartón, madera o lo que se
encuentre a fin de que queden bien cimentados los 7 niveles, de los cuales el
séptimo debe de estar casi a la altura del suelo y sobre él se pone el segundo
nivel que es un poco más chico que el primero y así sucesivamente hasta llegar
al primer nivel, cada escalón es forrado con tela negra y blanca. Cada escalón
tiene un significado y debe contener ciertos objetos en específico:
Primer escalón se pone la foto del santo o virgen de la devoción.
Segundo escalón es para las ánimas del purgatorio.
Tercero se pone la sal para los niños del purgatorio.
Cuarto se pone pan llamado "pan de muerto", este pan es adornado con
azúcar roja que simula la sangre, se recomienda que el pan sea echo por los
parientes del difunto, ya que es una consagración.
Quinto se pone la comida y la fruta que fueron los preferidos por el difunto.
Sexto se pone la foto del difunto a quien se dedica el altar.
Ultimo se pone la cruz de un rosario hecho de tejocote y limas.
Durante la era prehispánica, pasando por la época colonial y hasta nuestros
días, los alimentos han jugado un papel muy importante en las ofrendas de los
muertos. Se podría decir que los alimentos son indispensables en el altar de
las ofrendas; estos suelen ser muy variados y que en nuestros días varían según
los gustos y las regiones de la república, en donde la tradición culinaria de
la región cuenta mucho. Así mismo su variedad radica en las costumbres de quién
las coloca.
No importa si es grande o chica, pobre o rica, ya que la ofrenda de muertos se
prepara y se exhibe para agradar a los difuntos que puntuales llegan a
visitarnos cada año. En ella, que no es sino un altar, se disponen
artísticamente las flores, las velas y veladoras las fotografías, el papel
crepé, las vasijas, los platones, las botellas y sobre todo los alimentos que
habrá de consumir el goloso espíritu visitante. Así, lo más común es que en
altares domésticos se coloquen esquisitos panes, tamales de todos sabores y
colores, atoles espesos y humeantes guisos de diferentes clases, desde los
exquisitos moles hasta los nopalitos preparados de diversas maneras, dulces
sabrosos de calabaza y tejocote.
Generalmente el altar se divide en dos niveles marcados por una mesa y el suelo,
que según la tradición popular representan el cielo y la tierra
respectivamente. Es por ello que en la mesa se localizan las imágenes de los
muertos en culto, y los símbolos de fe, así como los elementos agua y fuego
representados por líquidos como el atole, pulque, agua u otras bebidas, y por
velas, ceras y veladoras. Sobre el suelo se colocan los elementos que
simbolizan el aire y la tierra: incienso y mirra, Sahumerios, semillas y
frutas.
El día 31 de octubre al medio día, se colocan sobre una mesa aquellos objetos
destinados al culto de los niños difuntos: flores blancas, vasos con agua y un
plato con sal. Cada vela que se enciende representa a un niño muerto. Se
enciende además el sahumerio con copal e incienso.
Por la tarde se ofrece una merienda a los niños, donde se incluye como pan,
atole, chocolate, tamales de dulce y frutas. Nuevamente se enciende el
sahumerio.
Al día siguiente, el 1° de noviembre, por la mañana, se sirve el desayuno de
los niños, antes de que sus almas regresen al lugar que pertenecen. Entre los
alimentos que se colocan están el pan, atole, chocolate, tamales y frutas. Al
medio día la mesa se adorna con flores amarillas con las que se indica la
llegada de los difuntos adultos; se colocan candelabros negros con velas grandes,
agua y sal; más tarde se ofrendan frutas, pan, conservas y tamales.
El 2 de noviembre al medio día las almas de los difuntos adultos son despedidos
con una comida en donde se pueden encontrar una gran variedad de guisos
mexicanos, entre los que destacan el arroz, mexicano en su preparación,
cocinado de diferentes maneras; mole con pollo o guajolote, pozole, frijoles de
olla, tortillas, frutas como jícamas, tejocotes, cacahuates, dulces entre los
que aparecen las tradicionales calaveritas de azúcar o chocolate, cocadas,
calabazates, limones rellenos, camotes, amaranto, jamoncillos (dulce de leche),
calabaza en tacha, peras e higos cristalizados, tamarindo, arroz de leche y
conservas de tejocote, guayaba o durazno. Igualmente hay aperitivos como
cerveza, el tradicional pulque, tequila o la bebida favorita de aquellos seres
queridos. No podían faltar los cigarillos para quienes acostumbraban fumar.
Como ya se mencionó con anterioridad, los alimentos suelen ser muy variados de
ofrenda a ofrenda; sin embargo las ofrendas que actualmente se colocan no son
totalmente diferentes a las prehispánicas; en realidad sólo se transformó
sustituyendo sus componentes originales. De acuerdo a la tradición debe
componerse de nueve elementos esenciales los cuales nunca deben o pueden
faltar.
GLOSARIO
El AGUA. Considerada como fuente de vida, se ofrece a las ánimas para que
mitiguen su sed después de un largo camino y como fortalecimiento para su
regreso al más allá.
LA SAL. Elemento de purificación, sirve también para que el cuerpo no se
corrompa.
INVITACION AL BANQUETE. Elemento de sabiduría.
EL CIRIO.
La flama que produce significa luz, fe y esperanza. Llamarada de triunfo,
porque el alma pasa de esta vida a la otra, ala inmortalidad, a lo desconocido.
COPAL o INCIENSO.
Ofrenda a los dioses. Elemento que sublima y transmite a la oración o
alabanza, uniendo al que ofrece y a quién recibe. Perfume de reverencia
soberana, para alejar a los malos espíritus.
LAS FLORES.
Las blancas (alhelí y nube) significan pureza y ternura. Las amarillas,
cempoaljochitl, significan riqueza, flor de oro. Se cree que antiguamente era
usada como medicamento, para curar, conservar la vida y alejar la muerte.
EL PETATE. Es un objeto de ofrenda para el descanso, para merecer el banquete.
JUGUETES.
Perro izcuintle para las ánimas infantiles son elemento de juego. Por otro
lado, el perro izcuintle ayudaba a las ánimas a cruzar el caudaloso río
Chiconahuapan, último para llegar al Mictlán (lugar de los muertos).
EL GOLLETE y LAS CAÑAS.
Este pan en forma de rueda se coloca en ofrenda, sostenido por un trozo de
caña. Se podrán relacionarse estos elementos en el zompantli; los golletes
podrían significar los cráneos de los sacrificados y las cañas las varas conque
se ensartaban.
Existen algunos otros alimentos que al paso del tiempo, al igual que los antes
mencionados se han convertido en parte medular de las ofrendas de muertos como
lo son:
EL PAN.
Es precisamente uno de los alimentos más importantes en la ofrenda. Aunque no
es de origen mexicano puesto que el cultivo del trigo y el establecimiento de
las panaderías en América tienen su origen durante la Colonia, lo cierto es que
en México al pan se le dio una característica propiamente nacional. Una
decoración que se puede apreciar durante los primeros días de noviembre, es un
pan con una muy especial peculiaridad, y que consiste en adornar su superficie
con pequeñas tiras de la misma pasta, las cuales guardan gran semejanza con los
huesos que comúnmente son llamados "Canillas", y sobre estos se
colocan una gran "Lágrima", que simboliza el cráneo humano.
Es importante señalar que durante la época prehipánica, las
"Canillas" cruzadas con el cráneo encima, se referían a la forma en
que se expresaban o representaban la muerte o al "Dios de la Muerte"
llamado Mictlantecuhtli. Durante la Colonia, una vez que se instituyó la
celebración de "Todos los Santos", y el día de "Los Fieles
Difuntos", tradiciones provenientes de Europa, algunos elementos del culto
a la muerte en ambas culturas se unieron, y originaron una tradición única.
En algunas ocasiones la tradicional "Torta de Muertos" es sustituida
por rosquillas o esos panes que tienen forma de cuerpo humano: tanto estos
panes, como las rosquillas se decoran con azúcar teñida de color rojo, que
simboliza la sangre, y al mismo tiempo nos recuerda la forma en que las
ofrendas precolombinas se espolvoreaban con "Cinabrio", un polvo rojo
que tenía la función de representar la sangre, de la cual se intentaba proveer
al alma del muerto para que pudiera tener otra vida, ya que se tenía la idea de
que el cuerpo moría, pero que el alma continuaba existiendo en otro lugar.
LA CALABAZA.
Tanto en la cocina indígena prehispánica como en la mexicana actual, ocupa un
lugar de privilegio. Junto con el maíz, frijol y chile y ha formado parte de la
tetralogía alimenticia del país. De este alimento se aprovecha todo: tallos,
guías, flores, frutos y semillas; su uso es muy extenso, y con ella se elaboran
muchos de los platillos típicos mexicanos.
En el altar de muertos, la calabaza aparece además a manera de dulce en otras
formas: cocida con azúcar, canela, tejocotes, trozos de caña de azúcar, o con
otros ingredientes según el gusto de la cocinera. El dulce cristalizado se le
llama "Calabazate". De la calabaza se prepara la muy tradicional
calabaza en "Tacha", que como se mencionó se prepara durante los días
dedicados a los muertos.
La preparación de la calabaza en "Tacha", consiste en introducir
dicho fruto en un cesto de palma que se confita en las calderas donde se
fabrica el azúcar. Esta es la forma tradicional, pues en las antiguas máquinas
de los ingenios se hacía la concentración del "Guarano" o jugo de
caña en dos calderas cónicas, colocadas sobre un solo horno (mancuerna); una de
las calderas era la "Malera", y la otra la "Tacha". En la
actualidad se prepara cocida en miel de piloncillo o panela, antiguamente
llamada también "Tacha".
EL MOLE.
Su origen se remota a la época prehispánica. Figuraba como uno de los
platillos más importantes destinados al consumo de aquellos seres más
importantes de la sociedad como gobernantes, sacerdotes y guerreros.
La palabra MOLE, se deriva del náhuatl MOLLI, utilizada para referirse a
cualquier salsa con chile.
Con el tiempo el platillo original fue enriquecido con especies, ingredientes
traídos de Europa. Actualmente este guiso se elabora con más de 40
ingredientes; hay de todos colores y sabores: mole rojo, mole negro (este es
típico de Oaxaca), mole verde, mole amarillo, mole de olla, pipián,
manchamanteles. La elaboración del mole variará según la región y según la
cocinera. Una especie de mole que se usa mucho en el centro de la república
lleva el nombre de "Asado" o "Asado de Boda" casi siempre
acompañado con carne de puerco.
Es tradicional que en las ofrendas de los muertos, el mole aparezca servido con
arroz y pollo o guajolote.
TAMALES.
Al igual que el mole, fue uno más de esos platillos originarios de México
antiguo. La palabra proviene del náhuatl TAMALLI con la que se designaba al
"Pan" elaborado con maíz. Existen muchas maneras de hacerlos: con
anís, rellenos de arroz con leche, mole, chile verde, rajas, con carnes de
aves, pescado o puerco, y en algunos lugares se hacen con capulines. En
Xochimilco a un tamal pequeño lo rellenan con frijoles y se sirve para
acompañar al mole. Cada uno de los estados de la república tiene su propia
receta para elaborar los tamales. En Zacatecas, los tamales son de chile rojo,
rellenos con carne de puerco; son delgados y cubiertos con hojas de maíz en
varias capas. Un tamal muy famoso por las costas del golfo es el zacahuil. En
realidad sería difícil enumerar las tantas formas de elaborar tamales.
EL CHOCOLATE. Bebida originaria de México, no puede faltar en los altares de
los muertos como ofrenda a niños o adultos. La palabra se deriva del náhuatl
XOCOLATL, formada por los vocablos ATL (agua) y COCOTL (CHOCO), que se refiere
al ruido que las semillas de cacao hacen cuando el agua comienza a hervir y en
la merienda en que se remueve.
Antes de la llegada de los españoles, el cacao se utilizaba para elaborar una
bebida con agua que tenía un sabor agrio. Se empleaba además como moneda para
llevar acabo el intercambio (trueque) comercial y para el pago del tributo, por
lo que se le tenía en gran estima. Se dice que Moctezuma se tomaba entre el día
40 tazas de esta bebida como afrodisiaco. Durante la Colonia, el cacao se
comenzó a preparar con leche y endulzarse con azúcar. Con ello paso a
convertirse en una de las bebidas más solicitadas no sólo en la Nueva España,
sino incluso en Europa, ya que era considerada "Bebida de Reyes".
Estos son sólo algunos alimentos de origen mexicano que aparecen en las
tradicionales ofrendas de muertos, pero además hoy en día son de los que
cuentan con mayor demanda popular.
CERÁMICA Y VIDRIO.
La cerámica y el vidrio no podían faltar en las ofrendas del día de muertos. A
lo largo de la historia su presencia se ha encontrado en la importancia con los
alimentos; es por ello que el gusto por decorar los altares, es algo que el
pueblo vive con gran emoción; muchos objetos han sido creados para utilizarlos
únicamente en esta época del año, de tal manera que podemos ver las
tradicionales jarras panzonas destinadas al pulque, las ollas para el
chocolate, las cazuelas para el mole, los platos para los dulces, los
incensarios y candeleros destinados a sostener los cirios, velas o ceras.
El barro ha sido el material que más ha utilizado el hombre para satisfacer sus
necesidades casi desde el inicio de los tiempos. Del barro existen una gran
variedad de formas y usos en donde además se plasma la expresión cultural de
artistas anónimos, los artistas del pueblo.
Muchas ofrendas, en especial las de Dolores Olmedo han sido enriquecidas con
cerámica de distintos lugares, como la verde de Michoacán, cuya forma y decoración
ha variado poco desde la colonia. Aquí predominan los jarros y ollas de
diferentes tamaños con cuerpo globular o de calabaza; cajetes, tinajas,
cántaros y gran variedad de objetos.
En fin la creatividad mexicana, el arte y el ingenio no paran ahí, ya que han
servido de fuente de inspiración para la composición de canciones, crónicas, y
libros.
Existen poemas de autores anónimos, también existen una gran cantidad de
refranes pareados, versos al amigo o al compañero de trabajo. Al político,
etc., y anónimos populares, como los siguientes:
Imagen del difunto
Se coloca una imagen, pintura o fotografía del difunto al que se honra en la
parte más alta y destacada del altar. Según la religión o idiosincrasia,
también se colocan los retratos de espalda y frente a ellos un espejo, para que
así el difunto sólo pueda ver el reflejo de su deudo y el deudo vea el reflejo
de su difunto, simbolizando la pertenecía de ambos.
Agentes aromáticos
En su forma más tradicional se incluyen diversos elementos aromáticos que
simbolizan la purificación del alma, así como diversas especies de hierbas de
olor.
Diversas versiones del altar incluyen la infusión de hierbas de olor como el
laurel, tomillo, mejorana, romero y manzanilla, que se ponen a hervir en una
olla tapada por una penca de nopal con agujeros en ella. La infusión de estas
hierbas producirá un olor atractivo que guiará a las almas a la tierra.
La resina del copal es un elemento frecuente en la representación de
altares de muertos. Tiene diferentes significados en las diversas regiones y
culturas de América, solía ser utilizado en rituales de atracción de la lluvia
y ceremonias de purificación, de ahí su utilización en el día de muertos.
El incienso es un elemento menos frecuente en los altares por ser de
origen oriental, aunque tiene el propósito de guiar o atraer a los muertos al
igual que las infusiones de hierbas.
Arco
Se coloca arriba del último piso un arco hecho de [carrizo], [palmilla] o
flores que simbolizan ser la puerta de entrada al mundo de los muertos. Ademas
tambien se le cuelgan en él algunos dulces o fruta que mas les parezca.
Papel picado
Los aztecas utilizaban el papel en esta celebración para representar el viento
debido a su maleabilidad, aunque lo que utilizaban originalmente era papel amate,
un tipo de fibra hecha de la corteza de árboles que no requiere del proceso
convencional del papel inventado en Asia. En ellos se pintaban diferentes
deidades y se hacían atuendos, debido a su versatilidad podía ser teñido de
diferentes colores disponibles para la época. Con la influencia española
aparecieron diferentes tipos de papel, colores y patrones.
El color amarillo y el color morado en el papel picado o las cadenas de papel
representan la dualidad entre la vida y la muerte. El papel picado comercial
regularmente incluye variedad de colores y diseños basados en las caricaturas
de José Guadalupe Posada.
Representación del fuego
Como representación del elemento fuego suelen añadirse velas, veladoras y
cirios, por su fácil manejo y su relación con los símbolos religiosos. En su
versión menos frecuente pueden añadirse antorchas y fogatas controladas que
representan la guía para el alma, incluso la luz en su camino de vuelta al
mundo de los muertos. Se colocan cuatro cirios para representar una cruz y los
cuatro puntos cardinales.
Representación del agua
El agua tiene múltiples significados, el principal, se utiliza para calmar la
sed del espíritu. Se colocan diferentes objetos que representan el agua como un
vaso lleno de ésta, el cual el difunto utilizará para aliviar su sed. Además se
colocan diferentes objetos de tocador y aseo personal para el difunto.
Los mayas tenían la creencia de que los cenotes, que ellos consideraban
sagrados, eran una puerta al inframundo. En muchas representaciones de altares
suele colocarse una vasina con agua, simbolizando un cenote y la entrada al
inframundo.
Representación de la tierra
En la representación de la tierra se debe incluir diversas semillas, frutos,
especias y otras bondades de la naturaleza. Se utilizan diferentes semillas
como el maíz y el cacao para formar patrones en el suelo, en la actualidad se
utiliza aserrín pintado de diferentes colores. En una idea moderna, la
representación de la tierra se relaciona con el principio de la ideología
cristiana "Polvo eres, y en polvo te convertirás".
Flores
Las flores fungen como ornato en todo altar y sepulcro. La flor de cempasúchil,
la nube y el amaranto o moco de pavo son las especies más utilizadas para el
adorno de un altar.
"La Catrina" Las Calaveras
Las calaveras son golosinas que representan alusiones a la muerte. Son
coloridas calaveras de azúcar, barro, chocolate o yeso con adornos y patrones
en ellas, gustan por su rico sabor y olor. También son una burla hacia la
muerte y se les escribe en la frente el nombre del comprador o de una persona
viva. El posible origen de las calaveritas puede relacionarse con el
tzompantli, una hilera de cráneos de guerreros sacrificados colocados en un
palo.
Se le llama calavera o calaverita a un fragmento poético o epitafio que
constantemente alude a la muerte, dedicado a personajes vivos.13
La imagen de la Catrina o calavera garbancera creada por José Guadalupe Posada
no se relaciona con el día de muertos, esta caricatura es una representación de
la dandizette de la época porfiriana, que siendo de origen indígena, pretendía
ser europea.
Comida
La comida, según la tradición, debe ser del agrado del fallecido. Debido a la
dieta del mexicano promedio, es frecuente ver la cocina criolla y la cocina
nacional como mole, pozole, tacos,tamales etc., presente en muchos altares. Se
deben incluir diferentes frutos de temporada como la calabaza, el tejocote y
jícama naranja, y por supuesto alimentos hechos de maíz.
El pan de muerto es un tipo de pan dulce que se coloca como ofrenda hacia los
muertos. El pan de muerto tiene un par de tiras sobre la corteza que
representan un par de huesos. El pan de muerto desciende del pan de maíz hecho
por las civilizaciones del México antiguo.
Bebidas alcohólicas
Algunos altares contienen bebidas alcohólicas como tequila, rompope y pulque
servidos en recipientes de barro, utilizados para mantener el tradicionalismo.
Puede incluirse cualquier otra bebida que le haya gustado al difunto.
Objetos personales
En el altar se colocan diferentes objetos personales que hayan gustado al
difunto o que de alguna forma se relacionen con su vida, como objetos que
utilizó en su trabajo u oficio. Si el altar se dedica a una persona menor, se
suelen colocar juguetes y dulces.
Adornos
Infinidad de adornos alusivos a la muerte han surgido del arte popular mexicano
y se han agregado al altar de muertos. Figuras con cuadros de entierros,
velorios o cementerios, o representando escenas de la vida cotidiana con
esqueletos como personajes realizados en figuras de alfeñique, cartonería,
madera, barro o yeso, son típicos de la fecha, así mismo como hermosos arreglos
frutales o florales.
También en muchos altares se incluyen cadenas elaboradas con papel crepé, de
color morado y amarillo, un eslabón de cada color, alternados. El morado
representa la muerte y el amarillo la vida, por lo que con este adorno queda
representada la delgada línea existente entre la vida y la muerte.