viernes, 21 de octubre de 2016

Historias De la Revolución Mexicana llegaron los pelones





María y miro que las pocas reservas de maíz se agotaban, el poco frijol que había quedado de la última cosecha, solo quedaba la mitad de aquel saco, los pocos animales eran unos cuantos pollos y esa toda su reserva, no podían salir a trabajar, el pueblo era inseguro, un que con pocos pobladores, a veces llegaban los pelones andaban en casa en casa levantando cabrones para leva (reclutar personas) o buscando armas y en la mayoría de los casos abusaban de las mujeres y se las llevaban para servirles de mujer y ayudar a la tropa al final nunca se sabría de ellas.

Si caminaban a la ciudad, las veredas estaban plagadas de asaltantes, les robaba lo poco que tenían si no la misma vida, la otra opción era los pedregales, pero había alzados, así como muchas alimañas, víboras e insectos peligrosos era lo de menos en aquellos días, con el levantamiento armando la gente no salía ni de sus casas, y no había gente en las calles, ni plazas, los rumores de los acontecía llegaban poco a poco, el miedo y la impotencia.
    
Aquella tarde poco a poco moría y la noche llegaba aquel miércoles, el olor de té de azares con piloncillo invadían en ambiente, el piso de tierra se despejaba para poner petate lo que servía de cama con aquellos viejos sarapes e incluyendo de jorongo de José su esposo, él no se encontraba en esos últimos días, había salido en busca de comida sobre todo de maíz o de lo alguna otra semilla que encontrara.

En aquella Noche soplaba el viento en los pirules cercanos, la luna se levantaba por encima del horizonte, al fondo se escuchaban los ladridos de los perros de las casas de las orillas del pueblo, María toma en aquel jarro poco té con una tortilla dorada con sal, así mismo lo hizo con dos hijos, a lo lejos, se empezó escuchar el murmullo de la gente gritar así como el de los perros ladrar con mas fuerza, al fondo el sonido de seco de las balas, María sobresaltada, escucho el sonido del toque de la puerta, el corazón se aceleraba, el palpitar del corazón que casi se salía del pecho y la mente pensando quien será el que toca la puerta, era el tío viejo que le avisaba que llegaban los Pelones le decía  María salga pronto huye apresurada se levanto y despertó a sus hijos, solo la luz de fogata tomo el machete estaba en la esquina y salió rumbo al pedregal corriendo por aquella vereda blanca que solo la luz de la luna alcanzaba a mirar, los gritos se hacían presentes en el caserío del pueblo así como las armas y el sonido seco de las balas y fusiles.
      


María descalza a lo igual que sus hijos corrían por aquel camino lleno de piedras, e incluyendo algunas espinas de nopales secos pero tenia que seguir y no podían detenerse el sonido de los caballos y los gritos desesperantes del pueblo erizaban el cuerpo pero no mas aquel escalofrío que recorría a María como pudo logro avanzar y aquel camino las ramas y los árboles  en abundancia permitan por instantes sentir seguridad, a lo lejos el pueblo se veía en llamas.

María sofocada por falta de oxígeno por correr  logro detenerse por un momento, el sondo si hizo presente, pero trato de escuchar e incluso le hizo una señal a sus hijos de que no hablaran,  pero él sonido de los que venían atrás de ellos cada vez más fuerte, sintió el terror nuevamente el ruido del galope de caballo subiendo por la vereda hacia El pedregal, Los pelones estaban cerca, empezó a correr, con más fuerza sus hijos al límite como pudo llego a aquella barranca como pudo les pidió a sus hijos que bajaran por aquellas ramas, los pelones estaban muy cerca a unos metros podía ver sus sombras  y él en  aire solo se respiraba el miedo,  la mirada perdida de María tomo una decisión se aventó a la barranca, que de alguna manera disfrazado por los caballos que están cerca, María  solo logro ver el polvo de los caballos que pasaron a pocos metros de donde estaba, los pelones habían pasado, solo le quedaba esperar con miedo bajo aquellas ramas, esta vez había salvado ante la mirada de sus hijos.


Historia escrita por Betomex





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