Para llegar al pueblo siempre se tenía que caminar por aquella brecha, que salía de la ranchería y poco a poco se internaba al bosque por camino marcado por la piedra suelta y la tierra floja, cuando había aire se levantaban pequeñas tolvaneras, aquella vegetación espesa que por momentos daba la sensación que alguien venia caminando atrás de uno, pero después de unos minutos salía a un pequeño acantilado de donde podía mirar el valle, de ahí empezaba a descender para internarse nuevamente al bosque, pero se encontraba un lugar singular es un cruce de caminos los cuales tenía mala fama, aquellos árboles daban un aspecto tétrico y un montículo de piedras nos anunciaba que por ahí estaba marcada con una cruz, una tumba, por muchos años me inquietaba y miraba a la gente su expresión de Temor y de miedo al cruzar por aquella parte del camino, pero no sabía cuál era el origen de ese temor que invadía por momentos a los caminantes por alguna extraña razón el aire circulaba rápido y al pasar por los árboles es escuchaba un singular sonido, pero era el viento.
Alguna ocasión que estaba mi abuelo en la fogata después de cenar, mis primos estábamos conversando en pocas ocasiones lo hacíamos y le comente que me contaba porque tanto temor por aquel cruce en el camino al pueblo, y nos empezó a narrar la historia, cuando estaba la por iniciar el levantamiento armando del 1910, había una hacienda que es donde ahora está el Rancho, los ricos hacendados mantenían gracias a la explotación de muchos peones y con la corrupción de las autoridades locales y la manipulación del párroco de la Iglesia, prosperaba, ahora me explico por qué muros altos, y la vieja troje en el rancho.
La hacienda cuando estaba en su apogeo por arreglos le mandaban gente de la Ciudad de México y de otras partes para que se sometiera a trabajos forzados por regular era gente que había protestado en contra del sistema, gente sublevada así como la que había perdido sus tierras o se había endeudado en otras Haciendas o simplemente enemigos del sistema, gente que se les fabricaba delitos para quitarlos del camino, y eran llevados a prisión en forma rápida se les condenaba y se los enviaba a estas tierras, con esto le pagaba favores porque estas gentes no regresarían vivos a sus lugares de origen simplemente quedaban como una mercancía y eran explotados a lo igual que la gente local.
Así era la prosperidad de aquella hacienda, una noche unos peones con ayuda de uno de los recién llegados se sublevaron sometiendo a los capataces y a la gente sé seguridad robaron caballos, comida, armas, y tomaron el camino al pueblo en total eran 4 personas.
Por alguna razón el dueño de la hacienda logro liberarse y se encamino con un grupo de gavilleros y sus guardias a darles alcance.
Se armó la revuelta en camino al pueblo teniendo más habilidad para las armas, lograron capturarlos en el fuego había muerto 1 de los fugados y de la hacienda solo dos, no lo pensaron dos veces tomaron sus cuerdas y ahorcaron a los 3 restantes en el amanecer de aquel día en aquellos arboles pendían 3 cadáveres, precisamente en el cruce de caminos con la idea que la gente los viera y no le dieran ganas de sublevarse.
Por la mañana la gente del pueblo al enterarse corrió a mirar aquella escena pero ahí surgió algo al mirar nuevamente en aquellas ramas solo había 2 cadáveres colgando y había una soga pero sin cadáver corrió la noticia a la hacienda y enseguida el dueño de la hacienda con el grupo de gavilleros se enfiló al camino.
Era sorprendente la forma de ver las sogas de los ajusticiados pero lo más inquietante era la soga que no tenía cadáver, la pregunta cómo se bajó, quién lo bajo nadie sabía y sembró las dudas entre la gente los había colgado, quien era el que faltaba era la pregunta.
Nadie respondió a esa pregunta quién era la persona que faltaba, alguno pobladores bajaron los cadáveres y los enterraron en aquel cruce con piedras marcaron el lugar, al principio solo los de la hacienda sabían lo del muerto perdido pero poco a poco se extendió el rumor y aquel lugar empezó hacer un punto de miedo porque la gente que pasaba por ahí escuchaba ruidos, o el sonido de una cuerda rechinando con el tronco de un árbol, por ahí cuentan que algunos miraron sombras escondiéndose entre el follaje, o la del sonido de las hojas secas como si alguien caminara por ahí, y la gente no quería pasar por aquella parte del camino.
Paso el tiempo y la gente solo recordaba lo que había pasado por lo que contaba la gente, por aquellas fechas todos salían a festejar en octubre a San Francisco el patrón del Pueblo y hasta en las haciendas cercanas todos acudían, en la Hacienda el dueño con su familia también fueron como todos.
Ya entrada la noche entre copas de tequila había quedado alcoholizado el dueño de la Hacienda y junto con su familia emprendió el regreso todo el grupo de personas se retiraron.
Por el camino a la hacienda empezó hacer viento en aquella noche, él frio, como presagiando algo no se sabía que era, por un momento hasta los caballos relincharon y algo inquietante, solo guardaron silencio todos estaban por cruzar aquel lugar marcado, el cruce de caminos por ahí hasta la esposa del dueño solo hizo una breve oración y no quiso mirar aquellos árboles, todos cruzaron con miedo aquel lugar, pero al llegar a la hacienda el que no llego fue el dueño, lo empezaron a buscar pero si estaba su caballo era lo más raro así lo buscaron por toda la hacienda aquella noche, ya en la madrugada algunos fueron al pueblo a buscarlo, pero nada, en donde había quedado el Dueño.
Aquella mañana hacia frío el clima de otoño empezaba con las mañanas claras y el cielo despejado por ahí caminaba algunos trabajadores que se habían quedado en el pueblo hasta los últimos festejos casi por llegar al cruce de caminos el sonido de la cuerda haciendo fricción con una rama se escuchaba y levantaron la vista en aquellos árboles siniestros ondulaba un ahorcado, con miedo observaron que era el Dueño de la hacienda.
Desde esas fechas la gente tiene miedo y sobre todo más dudas quién había colgado al dueño de la hacienda y quién había sido la persona que no apareció colgado un tiempo atrás, desde entonces ese camino se ha vuelto más famoso porque siempre que pases no mires aquellos arboles porque puedes ver a los colgados.
Así acabo mi abuelo de contar aquella historia me quede helado y con miedo y desde aquellas fechas siempre procuro pasar de día por aquel camino donde sonido del viento suena pero no miro hacia arriba.
Historia escrita por Betomex
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