lunes, 18 de julio de 2016

Historias 782 Poco a poco se acaba


Vuelve la sensación de seré indispensable en una relación, algo ha cambiado y no nos damos cuenta como saberlo, si lo que pensamos está bien y no es asi, hay ciertas conductas que pueden pasar inadvertidas. Pero con el tiempo y a son de repetirse día a día o de manera constante se van volviendo una pesada carga, a tal punto, que en muchas ocasiones, son motivo del rompimiento de la pareja. 

Comportamientos como espiar el celular de la pareja  para saber cuáles son sus contactos, a quién llamó o con quién se comunicó en el whatsapp; escuchar a escondidas sus llamadas telefónicas; criticar con frecuencia  a sus familiares, exigirle constantemente que cambie son malos hábitos que terminan incluso, con la más sólida relación amorosa.
Callar y callar 
Con la excusa de evitar pelear,  la pareja siempre calla ante los problemas o los  reproches del otro.  

Pero finalmente, lo que logra con esa actitud es generar a futuro una pelea mayor, porque en algún momento ese  elemento por el que se quedó callado va a salir mucho más fuerte de lo que pudo haber salido en el momento preciso.  ´Comprar la paz´ no es bueno, porque es evitar el diálogo, la confrontación.  


Si la relación le interesa tiene que confrontar a su pareja, con respeto. Si está muy alterado cálmese, cuente hasta diez. Pero hable. El silencio es una forma de agresión y no hablar con el otro de lo  que siente y piensa puede acabar con el vínculo.

Espiar (el celular, e-mails y llamadas)
Todos tenemos derecho  a  un espacio de intimidad y este no se pierde por   tener pareja.  

Además de ser un comportamiento ilegal espiar el celular, apropiarse de las claves del otro para entrar a su Facebook y ver a quien le da  me gusta o  escuchar sus llamadas a escondidas, este es un comportamiento fatal para la relación porque es una muestra clara de desconfianza y de muy baja autoestima de la persona que lo hace.

Es una falta de amor propio, pues se supone que la relación de pareja debe construirse sobre la confianza. Y tampoco es sano compartir claves en honor al enamoramiento. No puede la persona renunciar a su intimidad.
Comparar e invalidar 
“Si fueras tan ordenado como tu papá o tu hermano”... “Eres igual de derrochadora que tu mamá”... Comparar a la  pareja con  su hermano (a), cuñado (a), padre, suegra o con un ‘ex’ no es sano porque todas las personas son diferentes y aportan cosas distintas a la relación.

Las comparaciones que  invalidan a la pareja  acaban con la complicidad y el encanto de la relación. Son muy lesionantes porque nos hacen sentir inútiles.

Criticar a la familia del otro 
Criticar a la familia de la pareja  es una herramienta de la que se echa mano con frecuencia cuando se tiene una discusión,  porque se sabe que con ella se lastima fuerte al otro.  Frases como “tu hermano sí que es alcohólico, yo solo bebo de vez en cuando”, se deben evitar al máximo.

Así sea que la pareja sepa que no tiene la mejor familia, no es sano meterse con algo que es sagrado para ella. Criticar a la suegra, al suegro, a las cuñadas, porque los ven como enemigos, es meterse con un aspecto que hace parte de la intimidad, del sentir del otro y eso también resquebraja la relación.

Protagonizar escenas de celos 
Vivir con alguien que es celoso, inseguro, que continuamente hace escenas de celos, que inhibe al otro porque si este se muestra tal como es hay conflicto, es alguien que está haciendo todo lo necesario para que la relación se acabe.

Los celos son inseguridad y uno de los factores más desencatadores en el vínculo,  tanto para quien es víctima de celos como para la persona celosa.

La celopatía es una enfermedad. El celoso crea imágenes donde no las hay, tiene desconfianza absoluta, no se autovalora. La víctima de celos debe entender que el otro es el que está equivocado y que debe buscar ayuda.
Exigir que la pareja cambie 
Cuando se exige el cambio total del otro es porque no se acepta tal y como es a ese ser que se eligió para convivir.
  
La persona no va a cambiar porque su pareja se lo diga, si  alguien tiene que cambiar es por decisión individual.  No es sano pretender que la pareja va a cambiar por mí.

O amo a la persona como es o tomo decisiones frente a la relación.  Si quiero cambiar en mi pareja toda su forma de ser estoy queriendo amar a un ser que no existe.
Abandonar poco a poco a la pareja 
No arruine su vida sexual. Dedíquele espacio, atención y desborde pasión en el trato íntimo con su pareja. 

 Que el trabajo, el cansancio, el desgano, la rutina e incluso  la pereza, no sean obstáculos para complacer y o dejarse seducir por su cónyuge.

Lo mejor es hablar abiertamente y buscar solución a los problemas que se tienen dentro o fuera de la cama.
Manejar mal el dinero 
El mal manejo del dinero es un mal hábito que por lo general termina en quiebra y esta, generalmente, está correlacionada con la separación de la pareja.

Lo ideal es tener un fondo común y  un presupuesto que sea un faro que ayude a saber para dónde van. Que no haya exceso de individualismo.

Que los aportes vayan acorde con las posibilidades de cada uno.  Y tener en cuenta que quien se queda en casa está haciendo un aporte supremamente importante, igual o mayor al que da el  dinero.
Cantaleta
La repetición de la repetidera sobre una situación aburre a cualquiera. 
La cantaleta  es una ‘estrategia’ para mostrar un desacuerdo cuando no hay una posibilidad de un diálogo franco. Quien echa cantaleta no se siente escuchado y hay que evaluar qué  pasa con la comunicación en la relación.
Pelear en público
La pelea en público es una exposición de los problemas que se tienen en el hogar y en la cultura occidental se asume que los trapos sucios se lavan en casa.

Cuando se pelea delante de familiares, amigos o desconocidos se expone algo muy íntimo de la pareja  y eso lesiona mucho la autoestima y la seguridad del cónyuge. Una pelea en público es el principio de un rompimiento más fuerte, se pierde el respeto del otro y genera cicatrices emocionales que son difíciles de curar.

“Tragar entero” 


El quedarse callado, “tragar entero  para evitar problemas,  para que la pareja no se enojara”. 


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