Antes de los inicios de la
Revolución de familia acomodada por la cantidad de propiedades que tenía su
padre Nació Amelia, con las actividades propias de la época desde niña le
gustaron las actividades propias de los hombres, ante la mirada de una
sociedad moralista, al estallar el
levantamiento armado de 1910, se enrolo a las fuerzas levantadas más por el
deseo de ser como lo vivía en un cuerpo de mujer, como un hombre con el coraje
pero sobre todo una oportunidad para alejarse de esa sociedad.
Lo más importante de que fue
una de las mujeres de la revolución cuya preferencia sexual fue tan importante
y que defendió sin perjuicio de la sociedad, siendo como realmente quería y un
ejemplo de la diversidad en inicios de
un México diferente navegando siempre en contra pero su carácter le ayudo a ser
aceptada.
Las mujeres que tomaron las
armas y ocuparon cargos de mando en las diversas facciones revolucionarias han
sido poco tratadas en la historiografía de la Revolución mexicana. Este trabajo
se refiere a una mujer guerrerense quien combatió en las filas zapatistas,
alcanzando el grado de coronela. Se trata de Amelia Robles Ávila.
Orígenes
Amelia Robles Ávila nació el 3
de noviembre de 1889 en Xochipala, pueblo situado aproximadamente a 42
kilómetros al norte de Chilpancingo y a 60 al sur de Iguala, en el municipio de
Zumpango del Río, Guerrero.
Su padre fue un ranchero
acomodado, propietario de 42 hectáreas de labor y agostadero, quien tuvo una
pequeña fábrica, aparentemente de mezcal, y durante algún tiempo trabajó como
ayudante del comisario del lugar.
Muerto el padre cuando ella
tenía tres años, su madre se casó tiempo después con Jesús Martínez, trabajador
del rancho que se dedicaba al cuidado del ganado. De este segundo matrimonio
nacieron Luis, Concepción y Jesús Martínez Ávila. (6)
Los primeros años de primaria
los estudió en Xochipala y Zumpango del Río, y en Chilpancingo el cuarto y el
quinto, debiendo abandonar la escuela al estallar la Revolución, cuando tenía
21 años. (7)
Educada en la religión
católica, formó parte de la Sociedad de las Hijas de María de la Medalla
Milagrosa. (8)
Tal como lo recordaba su
condiscípula Julita Escobar, Amelia realizaba las tareas que cualquier
jovencita aprendía en su casa y en la escuela: lavar, planchar y coser. (9)
Sin embargo, pronto mostró
afición por algunas actividades que no eran desarrolladas propiamente por las
jóvenes de su sexo. Así, desde temprana edad aprendió no solamente a montar,
sino a domar caballos y a lazar, y después a manejar las armas. (10)
También era aficionada a la
ordeña, tarea en la que le gustaba competir con los trabajadores del rancho.
(11)
Estas actividades mostraban ya
una cierta subversión con respecto al rol asignado a su género. Según Isidro
Olivares, originario de Xochipala, Amelia "de por sí fue media
hombrada". (12)
Su interés por aprender a
manejar las armas tuvo mucho que ver con el odio que sentía hacia su padrastro,
al que en dos ocasiones planeó matar. (13)
Es muy probable que las
dificultades con él y con su propia madre hayan influido para que decidiera
abandonar su casa y se sumara al movimiento revolucionario.
La Revolución
Los deseos
de aventura y libertad motivaron a Amelia Robles a "irse a la bola",
aunque poco después se entregaría a la causa revolucionaria: "...vino la
bola y me fui a la bola. Al principio no dejó de ser una mera locura, pero
después supe lo que defiende un revolucionario y defendí el Plan de Ayala.
Huerta había matado a Madero y fui contra Huerta. Carranza era sólo un
mistificador de la revolución y combatí a Carranza". (18)
Algunas
versiones apuntan que fue en 1911 cuando Amelia se levantó en armas, unas
aseguran que fue como participante en la toma de la plaza de Iguala, otras que
formó parte como tesorera de un club maderista en Xochipala y, en ese mismo
año, enviada al Golfo de México en una misión para obtener recursos de las
empresas petroleras para la causa revolucionaria, unas más señalan que lo hizo
en 1912, cuando el general Juan Andrew Almazán llegara a Xochipala, lo cierto
es que en 1913 Amelia se unió a las filas zapatistas como parte del Ejército
Libertador del Sur, y estuvo bajo el mando de los principales jefes
revolucionarios del estado: los generales Jesús H. Salgado, Heliodoro Castillo
y Encarnación Díaz.
En
el periodo de 1913 a 1918, año en que entregó las armas, Amelia Robles
participó en diversas batallas, entre las que destacan:
El 2
de febrero de 1913 combate en el campamento de Carrizalillo, contra las fuerzas
del general Julián Blanco, y el 12 de marzo de ese mismo año participa en la
derrota al teniente coronel Fidel Pineda, en Tlacotepec.
El
11 de enero de 1914 pelea en la hacienda de Amula, distrito de Álvarez, contra
soldados que comandaba el capitán primero Benito Hernández.
El
14 de junio de 1914 su ejército se apodera de la plaza de Huetamo de Núñez,
estado de Michoacán, guarnecida por fuerzas federales al mando del coronel
Ezequiel Piña.
El
24 de febrero de 1915 interviene en reñido combate en el Salto Valadez y
Mazatlán, Guerrero, contra una columna que dirigía el coronel Zenón Cerrato.
El
28 de octubre de 1915 contribuye a la toma de la plaza de Santana, estado de
México, contra fuerzas que comandaba el capitán primero Matilde Cardoso,
pertenecientes al general Crisóforo Ocampo.
El 2
de septiembre de 1916 pelea en el punto conocido como El Tanque, distrito de
Aldama, con soldados al mando del coronel Leovigildo Álvarez.
El 4
de septiembre de 1916 colabora en la ocupación de la plaza de Apipilulco,
distrito de Hidalgo, derrotando a las fuerzas al mando del teniente coronel
Centeno, reduciendo a la guarnición al casco de la hacienda de Atlixtac.
El
15 de abril de 1917 contiende, en Cutzamala de Pinzón, Distrito de Mina, contra
fuerzas que guarnecían esa plaza, al frente del general Epigmenio Carbajal y el
coronel Julio Bahena.
En
noviembre de 1918 “la coronela” se deslindó del Ejército Libertador del Sur. Se
presentó al mando de 315 hombres en la Jefatura de Operaciones Militares de
Guerreo, a cargo del general Fortunato Maycotte, de quien se uniría a sus
fuerzas después de reconocer al régimen de Venustiano Carranza. Como parte de
la División Maycotte, Amelia colaboró en la pacificación del estado durante
1918 hasta 1920, año en que se dio de baja de la División para unirse a
la Jefatura de Operaciones Militares de Puebla y Tlaxcala.
En
lo que atañe a su vida personal, “la coronela” estuvo en prisión en dos
ocasiones y se le relacionó con la muerte de uno de sus medios hermanos. Para
1924, bajo el mando del general Adrián Castrejón, Amelia apoyó con las armas a
Obregón contra la rebelión delahuertista, pero su condición de mujer la obligó
a luchar con el grado de sargento.
Después
de esta campaña que la llevó hasta Chiapas y Tabasco, Amelia tomó la
determinación de adoptar un nuevo nombre, personalidad e identidad que llevaría
por el resto de sus días: ya no sería más Amelia Robles, la Güera Amelia o la
coronela Amelia Robles, sino “el coronel Amelio Robles” o simplemente “el señor
Robles”, logrando que hombres y mujeres, revolucionarios y no revolucionarios,
se dirigieran a ella así por temor o por haber aceptado su elección. La
transformación de Amelia no se limitó a su nombre y a su indumentaria, sino
que, también, se manifestaría en su vida sexual.
Mantuvo
una relación sentimental con Ángela Torres, originaria de Apipilulco, no sabía
ni leer ni escribir y disponía de una hacienda, con ella tuvo una hija
adoptiva: Regula Robles Torres.
En
agosto de 1970 ya se le había reconocido oficialmente como “Veterano de la
Revolución” por los servicios prestados durante el segundo periodo, del 20 de
febrero de 1913 al 15 de agosto de 1914. Posteriormente, en noviembre de 1970,
se le comunicaría su ingreso como “legionario”.
Entre
diciembre de 1973 y enero de 1974 recibió, por órdenes presidenciales, una
“ayuda económica” que sumó diez mil pesos.
Sobre
Amelia Robles, desde niña se supo que no era una hembra como las demás, era
aguerrida, de carácter explosivo, y hasta suicida; dicen, raptó a una muchacha
de buena familia. En el campo de batalla, ella era un soldado más, incluso, su
valentía la hacía sobresalir frente a sus compañeros hombres. Vestía ropa de
hombre, pero, se sabe, se distinguía por su elegancia y belleza física. El
escritor Febronio Díaz la describió como “una mujer en verdad bonita, nívea,
trenzas de trigo maduro, ojos verdes y serenos que se tornaban felinos e
intimidantes
El general Emiliano Zapata la tenía en gran estima, y en el ejército conquistó tres estrellas.
Alejada
de la vida militar se dedicó a la agricultura, la ganadería y la organización agraria.
Asumió siempre su lesbianismo, lo que la hizo pionera en el reconocimiento de
las libertades sexuales; se exhibía como hombre con pantalones olivo, camisa
blanca de seda, botas cafés, sombrero texano, gasné y un porte que la condujo a
la violencia para defender sus derechos de género.
Su
papel como coronel en la Revolución le valió el reconocimiento y los honores de
los expresidentes Adolfo López Mateos, Manuel Ávila Camacho y Luis Echeverría,
así como de los distintos gobernadores de Guerrero.
La coronela Amelia Robles murió el 9 de diciembre de 1984 a los 95 años de edad. Para el momento de su muerte solicitó dos cosas: que se le hicieran honores por sus méritos militares y que se le vistiera de mujer para encomendar su alma a Dios.
Desde marzo de 1990, en una de las habitaciones de lo que fuera su hogar,
existe la Casa Museo "Coronela Amelia Robles", inaugurada por
iniciativa de la Unidad Guerrero de Culturas Populares y otras instituciones, y
gracias al interés y gusto del señor Rufino Robles, sobrino de la coronela.
La coronela Amelia Robles murió el 9 de diciembre de 1984 a los 95 años de edad. Para el momento de su muerte solicitó dos cosas: que se le hicieran honores por sus méritos militares y que se le vistiera de mujer para encomendar su alma a Dios.
Desde marzo de 1990, en una de las habitaciones de lo que fuera su hogar,
Fuente:
6.-
Entrevista con Rufino Robles, sobrino de Amelia Robles, llevada a cabo por Olga
Cárdenas el 8 de mayo de 1994 en Xochipala, Guerrero; Edith Pérez Abarca,
"El coronel Amelio Robles, alias la Güera Amelia", mecanuscrito,
Chilpancingo, Unidad Guerrero de la DGCP, 1991; entrevista con la coronela
Amelia Robles, doc. cit.
7.-
Entrevista con la coronela Amelia Robles, doc. cit.
8.-
Edith Pérez Abarca, "El coronel Amelia Robles, alias 'La Güera Amelia'
", mecanuscrito, Chilpancingo, Unidad Guerrero de la Dirección General de
Culturas Populares, 1991, p. 8.
9.-
Entrevista con Julita Escobar, realizada por Félix Hoyo y Olga Cárdenas el 3 de
julio de 1980 en Chilpancingo, Guerrero.
10.-
Edith Pérez Abarca. op. cit., p. 9; entrevista con la coronela Amelia Robles,
doc. cit., p. 18.
11.-
Ibid., p. 16.
12.-
Entrevista con Isidro Olivares Cabrera, Xochipala, 6 de julio de 1989. Renato
Ravelo Lecuona (autor y comp.), Fondo Testimonios de la Revolución en Guerrero,
E-53, p. 12.
13.- Entrevista con. la
coronela Amelia Robles, doc. cit., pp. 16-18.
14.- Ibid., p. 16.
15.- Ibid., p. 21.
16.- Miguel Gil, art. cit.
17.- Judith R. Walkowitz,
"Sexualidades peligrosas", en Georges Duby y Michelle Perrot
(coords.), Historia de las mujeres, Madrid, Taurus, 1993, vol. 8, p. 89.
18.- Miguel Gil, art. cit.
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