viernes, 22 de julio de 2016

Historias 785 De la Revolución Mexicana “Llegaron los pelones.”



María y miro que las pocas reservas de maíz que se agotaban, el poco frijol que había quedado de la última cosecha, tan poco que se podía contar cuantos cuartillos faltaban para que ya se acabara,  solo quedaba la mitad de aquel saco de yute, los pocos animales de granja eran unos cuantos pollos y un pavo  esa toda su reserva su patrimonio,  no podían salir a trabajar el pueblo era inseguro, un que con pocos pobladores los ruidos del levantamiento armando habían hecho que la mayoría emigrara a otros lugares más seguros el paso de gavillas, levantados era frecuente, a veces llegaban los pelones los soldados federales andaban en casa en casa levantando cabrones para leva (reclutar personas) o buscando armas y en la mayoría de los casos abusaban de las mujeres y se robaban la poca comida  que quedaba  o les quitaban  la vida, muchas de ellas eran levantadas y nunca más sabía de su destino final.

Los pocos habitantes de aquella población vivían con miedo, si llegaban alguna persona extraña era difícil de poder tomar confianza, a veces con noticias buenas otras no tan buenas creado rumores y extendiendo más el miedo e incertidumbre sobre todo hasta cuando terminaría aquella época de terror.
    
Aquella tarde poco a poco moría el día,  la noche llegaba aquel miércoles apenas se notaba el atardecer iluminando las laderas del cerro por atrás del caserío,  el olor de té de azares con piloncillo invadían en ambiente, los pocos habitantes preparaban el té, sobre  el piso de tierra se despejaba para poner petate lo que servía de cama, las cobijas viejas  incluyendo de jorongo María se preparaba para una noche más, estaba sola  su esposo no estaba había salido busca de maíz a un pueblo cercano pero llegaría hasta el día siguiente.

En aquella Noche soplaba el viento en los pirulos cercanos y el paso de este entre las hojas sonaba en forma inquietante,  la luna se levantaba por encima del horizonte, al fondo se escuchaban los ladridos de los perros de las casas de las orillas del pueblo, María toma en aquel jarro poco té con una tortilla dorada con sal había sobrado un poco de frijol y un poco de salsa en aquel molcajete de piedra así mismo lo hizo con dos hijos.
Poco más tarde como a la 1.00 am  a lo lejos, se empezó escuchar el murmullo de la gente gritar así como el de los perros ladrar con más fuerza, al fondo el sonido de seco de las balas, María se despertó  sobresaltada, escucho el sonido del toque de la puerta, el corazón se aceleraba, el palpitar del corazón que casi se salía del pecho y la mente pensando quien será el que toca la puerta, era el tío viejo que le avisaba que llegaban los Pelones y les alertaba para que   María saliera pronto  para buscar donde esconderse, María rápidamente despertó a sus hijos, solo la luz de fogata tomo el machete estaba en la esquina de aquella habitación y salió rumbo al pedregal corriendo por aquella vereda blanca que solo la luz de la luna alcanzaba a mirar, los gritos se hacían presentes en el caserío del pueblo cada vez más fuertes asó el sonido del galopar de los caballos  con sus espuelas sonado en el camino pero lo que daba más miedo era el sonido  de las balas entre gritos.
      


María descalza a lo igual que sus hijos corrían por aquel camino lleno de piedras, e incluyendo algunas espinas de nopales  secos que se clavaban en la piel  pero tenía que seguir y no podían detenerse la sensación de que algo estaba siguiéndolos, el ruidos de los caballos cada vez más cerca, el escalofrió  erizaban el cuerpo de María como pudo logro avanzar y entrar a los pedregales, las ramas y los pirulos en abundancia permitan por instantes sentir seguridad, pero el sonido del galope de los caballos más cerca,  a lo lejos el pueblo se veía en llamas.

Casi sin aliento de aquella carrera con sus hijos buscando donde encontrar un refugio seguro  logro detenerse por un momento, el sondo se  hizo presente nuevamente así como las voces de los soldado,  de escuchar les hizo una señal a sus hijos de que no hablaran, trato de escuchar más,  el terror nuevamente el galope de caballo subiendo por la vereda hacia El pedregal, Los pelones estaban cerca, empezó a correr, con más fuerza sus hijos al límite como pudo llego a aquella barranca como pudo les pidió a sus hijos que bajaran x aquellas ramas, el sonido del galope de los pelones era muy cerca estaban a unos metros podía ver sus sombras,  se sentía el miedo solo la mirada perdida de María tomo una decisión  se aventó a las ramas de aquella barranca, solo logro ver el polvo de los caballos que pasaron a pocos metros de donde estaba, los pelones habían pasado sin percatarse de que estaban cerca en aquella barranca solo le quedaba esperar con miedo bajo aquellas ramas, esta vez había salvado.

Historia escrita por Betomex.


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