Desde aquellos días con la
ligera sospecha, con ese sentido de las cosas que nos avisas que algo no estaba
bien, cuando amas o quieres a alguien hay detalles, esas pequeñas sospechas, con esas inquietudes,
que siempre nos llevaran a una realidad que no queremos aceptar que una
relación ha terminado, pero que nosotros mismos no aceptamos es más doloroso
aceptar una situación que pensamos que
está lejos pero está más cerca de lo que imaginamos, cuando suena el teléfono y no es el mío,
cuando espero con ansias lo que nunca llegará, cuando las noches se prepara uno
para que sea especial y solo que quede uno abrazando la almohada, dos cuerpos distantes
con la mente igual o peor, estando tan cerca pero la vez lejos.
Como se puede llamar una
relación o cuantos tipos de las mismas hay, las hay y en muchos conceptos,
cuando veo caminando a dos personas agarradas de la mano, cuando vas a un antro
y los vez abrazados, cuando se intercambian un beso, cuando desbordan miel como
cariño sin forzar las cosas.
O será una relación en donde
solo los une un vínculo que es de conveniencia donde e útil para una cosas
menos en lo sentimental, donde se puede estar junto a otra persona pero sin ningún
contacto, ni físico ni sentimental, puede ser.
A veces es complejo el tener
una relación que los que no la tienen rezan para tenerla, cuando vas algún lado
te imaginas que ese día encontraras la pareja quizá para formalizar algo, o en
muchas ocasiones para formalizar nada.
Para los que están dentro
cuando menos lo imagina por no pensar las cosas te das cuenta que no es lo uno
busca, y ahora quisieras tener esa libertad de no tenerla.
Porque le pone el ojo a cada
hombre que pasa cerca o en lugar que este.
Son tantas cosas que uno
puede suponer de una pareja, cuanto cuenta encontrarla, cuánto cuesta
mantenerla, como un barco que navega en un mar de aguas turbulentas por la vida es así y más en ambiente gay, se
tiene que tener la seguridad a donde quiere uno llegar, la confianza y sobre
todo que querer que las cosas salgan
bien, es como un camino lleno de situaciones algunas alegres, otras no tanto,
que caemos pero hay que volver a levantarse para llegar al puerto.
Pero si después de mucho
tiempo vemos que el barco no corrige su rumbo, por más fuerza que echemos, por
más empeño, por más ganar le pongamos este barco navega a la deriva, esto será indicativo
que habrá que cambiar, no solo cambiar de barco si no uno mismo, evaluar la
situación y emprender nuevos caminos con lo que se ha aprendido quizá encontremos
lo que más anhelamos en la vida.
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