Una de las cosas que llegaron
con el avance de las comunicaciones no sólo fueron las redes sociales que nos
facilitaron el poder conocer a personas, Pero como pasar de lo
virtual a lo real un pequeño paso que muchas veces no nos atrevemos a realizar.
Se llama cita a ciegas a la
cita en la que las dos personas que se reúnen no se han conocido previamente. Y
por lo general sean conocidos por una página en Internet, chats o redes
sociales. La mensajería instantánea o los foros, al final deciden encontrarse
en persona. Después acudirán a un lugar en donde tendrán la oportunidad de
hablar y conocerse el uno al otro, La cita a ciegas está
considerada como una de las experiencias emocionales más estresantes,
principalmente debido a la gran pérdida de confianza por ambas partes y el
inevitable temor a lo desconocido.
Aquella tarde me había quedado
de ver con aquella persona, en efecto aquel café era lo más adecuado, por lo
menos cuando se trata de conocer a las personas.
Llegue temprano aquel
establecimiento, no había mucha gente, impaciente sentado en aquella mesa, yo
mirando el reloj con impaciencia, con nervios y por mi mente pensaba cómo será
la persona, en su foto se ve bien pero la gente cambia, algunas veces se
ven mejor en otras es el cambio tan fuerte porque No son fotos no
recientes, están arregladas o a veces fotos falsa.
Por ahí mire a una persona que
entro, la mire, me gusto, era un hombre joven de cabello rizado, blanco y
fornido y llevaba algunos libros, que era estudiante, no había
duda, no era la persona que yo esperaba porque dos mesas
atrás de mí estaban una jovencita muy guapa que lo esperaba, por poco a punto
de quedar en ridículo.
Pasaba el tiempo y no llegaba,
por momento pensaba que era mejor, pero hasta las manos me sudaban, miraba el
reloj y ya casi 5 minutos de la hora habíamos quedado.
Mire por aquella calle a una
persona muy guapa era un hombre tipo oso, fornido, velludo pero no era
porque ni entro al café, camino de largo y yo sentado en aquella mesa
esperando quizá, algo bueno, alguna buena amistad, o simplemente una buena
conversación, por alguna razón me había llamado la atención esa persona y por
la cual tuve que aceptar esa cita.
Yo miraba toda la gente de
aquel lugar, por momento escuchaba las conversaciones, por lado de aquella mesa
de amigas no salía de temas superficiales como la artista de la novela o la
escena del capítulo de anoche, en la mesa a mi izquierda miraba las
gesticulaciones de aquel señor maduro con aquella jovencita que podía ser su
hija pero promesas de amor, por último los estudiantes que tenía poco y estaban
comentados sus clases.
Todo era un mundo en aquel
pequeño café, pocas personas pero un universo y yo esperando a hombre de mi
cita a ciegas, que no llegaba y bueno solo esperaría unos minutos más
pero tuve que pedir un café para disimular que me habían dejado plantado.
Los nervios me traicionaban,
más cuando miraba es calle que por momentos se miraban caminado al fondo
personas el latido del corazón lo escuchaba pensado que esa era la
persona, pero no llegaba, los cruzaban la entrada de ese café.
Ha pasado 30 minutos y creo
hasta el café me lo acabe y no ha llegado la persona, en donde está el hombre
de la foto que me había estado rogando por aquella cita con tanta insistencia
para que no llegará.
Por ahí me percate que un
carro se dio como tres vueltas en cada vuelta miraba hacia la cafetería, raro
porque tiene mi celular y yo tengo el suyo, le trate de hablar pero me apareció
fuera de línea pagado. Le había mandado mensajes pero tampoco me
contesto.
Pedía la cuenta y pague así me
salí de aquel café, por alguna razón no llego, o si llego y me miro
quizá no le guste, o se le hizo tarde, o tantas excusas para no pensar que
habían dejado plantado.
Así camine unas calles y
llegue a la parte principal de aquella plaza, me senté en aquella banca a
pensar en nada ya que estaba en ese lugar por lo menos aprovechar el tiempo.
Pasaron unos minutos y me
escuche que alguien me preguntaba la hora alce la vista y era un hombre bien
parecido con su ropa deportiva y su mochila al hombro, y me comento si
conocía una calle cercana ya le di referencia y le di las indicaciones yo
conozco la zona y lo mire con una sonrisa me dio las gracias.
Después unos breves segundos
reaccionen pero este hombre ya había caminado unos metros, me levante y
vi que también había volteado a mirarme, y bueno ahí vino lo más emocionante
pensando que puede uno perder si no le arriesga uno, me pare y camine
unos pasos vi que él se regresó, la verdad no pensé que pudiera pasar y ya nos
saludamos nos dimos los teléfonos.
Desde esa fecha Jacobo
es uno de mis mejores amigos y he pensado que a veces buscamos las cosas
en lugares que no son los adecuados, pero esa ocasión valió la pena de aquella
cita a ciegas que me dejaran plantado como en otras ocasiones.
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