jueves, 6 de febrero de 2014
Historias El Bulto inoportuno
Un fin de semana de Visita a Martínez de la Torre en Veracruz después de una desvelada por trasladarnos en la madrugada, y de haber estado en las Playas Tecolutla, cerca de ahí, el cansancio era bastante y después de cenar algo muy típico como sus garnachas el caminar por las calles del centro es lo más apropiado el fresco asi como saborear una taza de café era algo que no podía faltar.
Buscando una cafetería por el lugar ahí sentados en una banca, es bueno observar a la gente y con solo mirarla se percata uno que es de ambiente, algunos no hace falta adivinar porque con todo atributos son muy obvios, algunos de closet y los más mochos que van con sus parejas (mujer) siempre echan la mirada y hasta voltean cuando han avanzado, a veces la pregunta antes que no sabia donde buscar gente de ambiente y ahora que con el tiempo aprende uno es que están en todos lados.
Con el grupo de amigos que estaba llegamos a tomar el café, a la plaza principal, que por cierto algo caro, por ahí entre la platicas arribo aquella cafetería una pareja era un hombre corpulento con la primera imagen con su playera ajustada, bien formado aquellos brazos torneados y sobre todo la espalda de trapecio, sin palabras todos nos quedamos con la mirada puesta en el gatillo, se acomodo en la terraza de aquel lugar por lo no que no se podía ver bien.
Entre la platica no dejamos de voltear aquella terraza para por lo menos admirar aquel monumento a hombre perfecto, todo es posible en mundo de la imaginación, con la esperanza de ver y admirar al hombre por lo menos unos segundos la curiosidad siempre mata al gato, ahí todos por igual.
Al poco tiempo vimos que pidió la cuenta, como nuestra mesa estaba enfrente de las escaleras de salida era evidente estaría enfrente de nosotros, empezamos hacer todos los movimientos tácticos como en un campo de batalla preparar la estrategia para lograr ver más por los menos unos segundos y quitar aquella curiosidad que nos comía.
Ya se enfilaba hacia el frente aquel hombre de la nuestra mesa todos como los ojos como águilas para ver a la presa y justo cuando estaba enfrente de nosotros una mujer se paro enfrente de nosotros para preguntarle alguna pendejada a la mesera con una sonrisa que parecía sacada de una película terror nos tapa todo lo habíamos estado esperando, nuestra oportunidad quedo anulada y ahora que estoy recordando hasta coraje pero bueno asi son la anecdotas.
Y comprobamos que la Ley de Murphy es posible más cuando lo impredecible pasa lo más ilógico, fue como vimos aquel hombre alejarse por la terraza y enfrente de nosotros aquella mujer se estaba riendo por lo menos hubiera estado guapa pero nada que ver eso si una risa pendeja que por mis pensamientos como era posible pero así pasa.
Asi que muchas ocasiones nos sucede y bueno habrá que ir alguna otra vez aquella ciudad con suerte atrapemos una sonrisa o por menos un taco de ojo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario