lunes, 9 de diciembre de 2013

Historias El canto de las sirenas


 

Llegando aquellos días a la playa, el calor y el olor a agua de mar en el ambiente, el cielo despejado y el calor intenso que invitaban a echarse a correr para meterse al mar son los primeros momentos llegando a la playa.

Una vez registrado en el hotel. Las miles de ideas pasan por la mente, yo voy solo aquella ocasión hacia unos días había sido  mi cumpleaños y tome la decisión que era la mejor ocasión para festejarlo fuera de casa.

A veces necesitamos salirnos de los esquemas normales  siempre había viajado con la familia, pero a veces es incómodo no porque viaje con ellos si no porque hay situaciones en las cuales uno quisiera ser como uno es y aquí algunos ejemplos:

Si vez alguna persona que te llama la atención. ,
Como mirar a ese hombre y tienes que hacerlos discretamente,
Cuando aquel cabrón sale de la piscina o del mar como no dejar de verle si es  toda una escultura,
O como disfrazar una mirada  de ligue sin que se den cuenta,
Es un poco complicado.

Pero ya estaba ahí me puse  mis bermudas, la gorra mi mochila y a recorrer la playa y a disfrutar,  camine por varios minutos buscando el lugar adecuado pero todos eran buenos lugares pero en algunos hacía falta gente, en otros muy familiares, así camine por varios minutos.

              

Por fin había encontrado un lugar donde miraba mucha gente de ambiente, algunos no necesitaban decirme que lo eran,  sus diminutos trajes de baño casi tirando a hilo dental inconfundibles, u otros con aquellos trajes de baño tipo bikinis de colores pastel que se miraban desde un  kilómetro antes, o aquellos cuerpos de gym bien trabajados con trajes de baño de diseñador, por ahí el colocar el bronceador era algo que invitaba no solo a mirar si no experimentar como el líquido se derramaba por la espalda y la otra persona lo extendía en el cuerpo del amigo, de la pareja o del desconocido.

No faltaba aquella persona que traía  estaba ocultando su cuerpo con una enorme camiseta de su equipo de fútbol, pero no era eso  si no que dejaría los excesos  de comer mucho, pero también disfrutaba.

Por ahí hizo su entrada triunfal  como en serie de guardianes de la Bahía, era Nicanor aquel chacal que la verdad no ocultaba nada su cuerpo bronceado y su bigote tipo Pedro Infante, que se paseaba de un lugar a otro presumiendo lo que todos ganarían metiéndose muchos meses de gimnasio y algunos anabólicos pero ojo no  se metía  al mar porque no sabía nadar.

Y por ahí me rente mesa con paraguas y me senté a observar, sin ver que detrás de mí estaba María Félix, no precisamente ella pero si un hombre guapo pero con todos los ademanes  de una gran señora, tomándose una Piña Colada, hasta para tomar la bebida con el popote con el dedo volando y el cigarro en la otra mano con mucho estilo toda una cátedra de pose.

Bueno me que ese lugar me gusto porque yo era parte del mismo aunque no sé cómo me miren quizá como el tranquilo de closet, o no lo sé pero lo que sí me la pase bien en ese lugar al final no logre nada pero me gusto.

Pregunte por ese lugar a la persona que me atendía como se llamaba ese lugar y es la Playa Condesa en  Acapulco, que habrá que conocer por si algún día quieren  vivir el Canto de las Sirenas.



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