miércoles, 2 de abril de 2014

Historias las Oportunidades que se van



Caminando  hacia el trabajo y bueno siempre voy contando el tiempo, el estrés por llegar temprano se presenta y parece chistoso que cuando llevamos más prisa sucede lo inesperado, el tráfico, el caos, no falta ver cómo la gente se desborda en cualquier transporte aquí en la Ciudad de México uno de los principales problemas.

El reloj casi marca pocos minutos para que se me haga tarde para llegar temprano a la oficina, abordo un taxi eso soluciona en mucho aunque por economía no tanto, ya estando en la unidad, le doy los buenos días al taxista y la dirección a la cual hay que llegar, y con algo de desconfianza  me empieza hacer la plática, y levante la vista para observar al chofer detenidamente me doy cuenta que es un joven bien parecido con un pants, una playera ligera que hace que se marque su cuerpo del ejercicio y los brazos definidos con el clásico conejo,  poco a poco  vamos haciendo la plática , hasta subió el espejo para verme mejor, la verdad son pocas ocasiones que me da gusto la plática pero sobre todo aquel cabrón que va al volante, hasta su forma de hablar, me comentaba que le ayuda a su papa él estudia en la universidad y por los ratos libres toma el taxi y se va a trabajar.

El me  comento que si hacia ejercicio le dije que si y así hablamos brevemente de la rutinas, hasta de natación, hasta me dio la sensación que me estaba ligando y yo a  él,  todo estuvo genial  hasta sin que percate que ya me había pasado una cuadra del lugar a donde era mi destino, fue tan rápido que le pague y dije que era un gusto y cuando me di cuenta ya el taxi se alejaba.

El detalle porque no le pedí su número de teléfono, su correo o su Facebook, pocas veces es cuando las oportunidades las tenemos tan cerca que las dejamos ir.

     



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