A la
mente me vienen los recuerdos el caminar por las diferentes calles de León,
buscando en cada tienda, una maleta de viaje, pasando varios comercios sin
lograr ubicar alguna que fuera adecuada, recorriendo las diferentes plazas,
pero no las características no eran la que se requerían, la buscaba mi
Padre que yo llevaría de viaje a
Yucatán, una promesa que le había hecho, después de varias calles y pensando
que no lo encontraríamos en una de las ultimas tiendas de área comercial, era
una maleta color negra pequeña pero era lo que el realmente había buscado hasta
mi padre había ahorrado para comprar su maleta.
Finalmente
a principios del este años cumplí con la promesa de llevarlo a Yucatán, fueron realmente pocos días pero para
mí significo, algo ajetreado el viaje pero todo muy bien.
En
estos días recorriendo la casa de mis padres ahí en un rincón estaba aquel porta equipaje negro, en un rincón
del closet, con algo de polvo, no pude
contener aquel sentimiento fuerte pero real,
me recordó a mi Padre, el Murió hace unos meses y aquel viaje fue unos de los últimos, antes
de aquellos días de enfermedad y oscuridad.
Hoy solo
su recámara silenciosa que un puedo percibir su presencia, pero ya no está,
cuanto lo extraño y me faltó tiempo para convivir más.
Hoy sé
que su legado mirar las cosas de la mejor forma, de que el día de mañana será mejor,
lo más importante que con trabajo las
cosas saldrán mejor, y que tomar las cosas buenas y malas para ser mejor como
persona.
No
había tenido oportunidad de escribir algo hasta hoy recordando aquella maleta
de viaje de color negra olvidada en closet.
Moraleja
siempre hay que darnos un espacio para la gente que queremos en las buenas o en
las malas, que debemos de aprovechar las cosas en su momento por la vida es
solo una y no retoña.
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