En aquellos tiempos en los siglos XI, había un Reino cerca
de la costa Norte de lo hoy es Francia, el Rey Elías I había llegado al
poder siendo un hombre de corta edad su Juventud era evidente por lo que le
faltaba experiencia pero era de casta y de carácter fuerte, con guerras
le permitió extender su reino más allá de donde originalmente era, apunta de
espada fue avanzado, no falto poblaciones arrasadas, y saqueadas el poder lo
era todo, era sanguinario y eso fue su mejor forma de gobernar en aquellos
años.
Elías escondía algo en ese carácter fuerte y guerrero, que
las espadas y su visión de hombre no podían ocultarse ni por el mismo, tenía un
gusto por visitar sus soldados cuando estos se bañaban en área destinada a
ellos y una predilección por el capital de Guerra, no se explicaba por qué
aquella predilección que le hacía dudar de su sexualidad, esto fue un problema
y tuvo que arreglar un casamiento con una mujer de la nobleza del país vecino,
la cual solo mantenía relaciones por deber de tener una descendencia y así fue,
al poco tiempo embrazo a la mujer y nació su primogénito.
No faltaba día que visitara aquellos lugares donde los
soldados se bañaban hacia revisión, y era secreto a voces que cuando le atraía
algún soldado se lo llevaban con engaños a una parte secreta en la torre, en
aquellos días algunos jóvenes soldados terminaron asesinados u otros se
suicidaban, pero nadie sabía porque el pensarlo era sinónimo de cárcel,
martirio y morir bajo la hoguera en plaza pública.
Aquel Rey al poco tiempo su fama creció así como su Reino,
todo lo tenía, controlaba a la iglesia, el impuesto a sus súbditos era mucho y
muchos vivían en condiciones extremas.
Este Rey lo tenía todo pero faltaba algo que no podía
controlar y era ese amor platónico de su jefe de seguridad , su brazo derecho,
estaba casado y tenía familia pero era rudo y no accedía a pesar que de negarse
hasta la vida perdería, pero el Rey lo mantenía por ese gran amor en silenció.
En las noches aquel Rey soñaba con el apuesto jefe de
seguridad y mantenía relaciones con un peón que le entrababa escondidas
siempre pensando que era él.
Pero aquel Rey también era víctima de su mismo poder que
pensaba que todo lo controlaba y era amo, más allá de lo imaginable
pensando que era superior empezó a afectarle en su modo de pensar y aquella
obsesión de su jefe de seguridad lo mataba lentamente en el deseo
reprimido.
Un día que llego el temporal aquella región el mar amenazaba
con provocar grandes daños a sus tierras y feudos y no solo eso sino el mismo
Reino, la gente le pidió que hiciera algo y una gran procesión lo sacaron aun
pese a la lluvia a las orillas del mar donde se vislumbraba el mal tiempo,
pensando que tenía el poder absoluto de las cosas y esa época la gente lo
pensaba.
Pidió que lo acercaran al mar espumoso y de olas
bravas con un grito ordeno que se calmaran las aguas y las tempestades
para volver la tranquilidad a su reino, alzo las manos en plegaría, como
respuesta llego una gran ola que le mojo los pies y realmente no tenía poder ni
de la naturaleza y del amor de otras personas hacia él.
Moraleja cuando pensamos que podemos tener el control de
todo, hay cosas que ni el dinero, ni el poder podemos controlar los
sentimientos y la misma naturaleza del hombre son una de ellas.
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