Estaba tomando
mi cerveza en esa noche de antro, por ser viernes el lugar poco a poco se
llenaba por momento hasta vacío se miraba pero aquel día como siempre había
salido a quitar el estrés como primer plano, a salir de la rutina después de
una semana de mucho trabajo ahí en aquel
lugar, siempre cuando acudo algún lugar de ambiente pero sobre todo cuando voy
solo aquel temor y sobre todo la inseguridad personal de poder entablar una
conversación, de tratar de llamar la atención de alguna persona que me haya gustado es una de mis más grandes
limitaciones, pero ahí estaba.
En ese lugar
era la primera vez que conocía me gusto porque con solo entrar y escuchar la
música me quede sorprendido y a esa hora ya había más gente cosa que me gusto
algunos efectos especiales me sorprendieron así como la música ese lugar se
llamaba el Butterfly ubicado en eje central y arcos de Belén a un lado de una
tienda de Muebles famosa, hoy ya no existe pero en aquel tiempo era la
sensación y para mi primera ocasión.
Por ahí
caminado en la tradicional vuelta aquella pista
observando a los privilegiados sentados en sus mesas reservadas tratando
de distinguir a alguien pero como se dice tratando de ligar o buscar algo
interesante entre tantos hombres de todos los gustos, estilos y personalidades
aquí en esta época no había Facebook o alguna otra red social que por lo menos
nos describiera como es gente bueno a veces pasa igual que lo que te dicen no
es verdad pero aquí se tenía que conocer a las personas en forma rápida sin
haber preámbulo pero creo sigue siendo igual.
Llego la hora
del Show con temor por ocasiones al ver a ese grupo de travestis con sus
atuendos espectaculares de y sus fastuosas plumas que me hacían sentir como
alguna película de los años 80´s cuando el cine Mexicano solo producía los
famosos churros películas de ficheras y centros nocturnos, aquello era real y
como lo disfrute en verdad de lo mejor que he visto hasta ahora irrepetible.
Ya el lugar
abarrotado en ocasiones no se podía caminar por pasillo que llevaba a los
baños a la barra fue alguna de esas
vueltas que pude observar aquel hombre
de bigote blanco guapo que me observaba pero la primera vuelta no pasó nada a
veces podemos pensar que fue casualidad una mirada perdida o sin intención.
Pero por ahí
la segunda vuelta pude comprobar que no era así y a veces el instinto nos gana
aquello que no podemos controlar y que la química dice que pude ser compatible,
me quede a un lado de aquel hombre que fue más rápido cuando iniciamos una
conversación y todo fue mejor hasta me invito a bailar fue cuando aquella hora que antro puso la mejor música que hasta
escalofrío sentía de la emoción al escuchar la habilidad para poner música que
eso es importante no es siempre poner música por poner sino transmitir
sensaciones a los que estamos ese es lo verdaderamente interesante.
Él era de
Colombia un médico oculista que hacia un posgrado en un Hospital de la ciudad
de México, la verdad me había quedado sorprendido me había gustado platicamos
por otro rato y finamente abandonamos aquel lugar la verdad de las cosas la
química no solo fue en apariencia si no más de lo que hubiera imaginado me
había comentado que era casado con una mujer y tenía una hijo, respetable
porque cada quien su vida por aquel día mejor.
Lo perdí de
vista siempre en aquellos años los el teléfono normal y convencional era único
medio disponible para estar en contacto no había celulares ni redes sociales
había que esperar nuevamente volverlo encontrar, así regrese aquel lugar por
varias ocasiones sin éxito y regresando a casa desvelado y solo.
Fue una
ocasión que nuevamente lo volví encontrar al Doctor y nuevamente la chispa fue
inmediata nos convertimos en uno así conversamos y bailamos, dentro de lo que
recuerdo me comento que no quería enamorarse por estar casado pero esa
sensación la sentía sincera pero en fondo le pasaba lo mismo que a mí, volvió
hacer esa noche de las mejores y así llego la despedida no tenía ni pluma para anotar en algún lugar
su teléfono que me repitió dos veces y yo confiando en mi memoria que al final
me traiciono porque no logre recordar y
por varias ocasiones pensé encontrarlo pero tarde en regresar aquel lugar ya
nunca lo volví a encontrar quizá regresos a su Bogotá solo recuerdo que la última
vez que lo vi me comento que si quería conocer algo de su país viera la comedia
que apenas iniciaba que era Café con aroma de Mujer la versión Colombiana.
Siempre
regresando de natación por las noches me quedaba viendo la comedia que me gusto y cuando me di
cuenta atrapo la atención de mis familia y creo fue un suceso, ahora solo
recuerdo de aquel Colombiano el destino y la casualidad permitieron conocerlo
pero también el de no llevar algo en donde anotar su número de teléfono fue el talón de
Aquiles.
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