miércoles, 5 de noviembre de 2014

Historias 669 Café con aroma Colombiano.





Estaba tomando mi cerveza en esa noche de antro, por ser viernes el lugar poco a poco se llenaba por momento hasta vacío se miraba pero aquel día como siempre había salido a quitar el estrés como primer plano, a salir de la rutina después de una semana de mucho trabajo  ahí en aquel lugar, siempre cuando acudo algún lugar de ambiente pero sobre todo cuando voy solo aquel temor y sobre todo la inseguridad personal de poder entablar una conversación, de tratar de llamar la atención de alguna persona  que me haya gustado es una de mis más grandes limitaciones, pero ahí estaba.

En ese lugar era la primera vez que conocía me gusto porque con solo entrar y escuchar la música me quede sorprendido y a esa hora ya había más gente cosa que me gusto algunos efectos especiales me sorprendieron así como la música ese lugar se llamaba el Butterfly ubicado en eje central y arcos de Belén a un lado de una tienda de Muebles famosa, hoy ya no existe pero en aquel tiempo era la sensación y para mi primera ocasión.

Por ahí caminado en la tradicional vuelta aquella pista  observando a los privilegiados sentados en sus mesas reservadas tratando de distinguir a alguien pero como se dice tratando de ligar o buscar algo interesante entre tantos hombres de todos los gustos, estilos y personalidades aquí en esta época no había Facebook o alguna otra red social que por lo menos nos describiera como es gente bueno a veces pasa igual que lo que te dicen no es verdad pero aquí se tenía que conocer a las personas en forma rápida sin haber preámbulo pero creo sigue siendo igual.

Llego la hora del Show  con temor por ocasiones  al ver a ese grupo de travestis con sus atuendos espectaculares de y sus fastuosas plumas que me hacían sentir como alguna película de los años 80´s cuando el cine Mexicano solo producía los famosos churros películas de ficheras y centros nocturnos, aquello era real y como lo disfrute en verdad de lo mejor que he visto hasta ahora irrepetible.

Ya el lugar abarrotado en ocasiones no se podía caminar por pasillo que llevaba a los baños  a la barra fue alguna de esas vueltas que pude observar  aquel hombre de bigote blanco guapo que me observaba pero la primera vuelta no pasó nada a veces podemos pensar que fue casualidad una mirada perdida o sin intención.

Pero por ahí la segunda vuelta pude comprobar que no era así y a veces el instinto nos gana aquello que no podemos controlar y que la química dice que pude ser compatible, me quede a un lado de aquel hombre que fue más rápido cuando iniciamos una conversación y todo fue mejor hasta me invito a bailar fue cuando aquella  hora que antro puso la mejor música que hasta escalofrío sentía de la emoción al escuchar la habilidad para poner música que eso es importante no es siempre poner música por poner sino transmitir sensaciones a los que estamos ese es lo verdaderamente interesante.

Él era de Colombia un médico oculista que hacia un posgrado en un Hospital de la ciudad de México, la verdad me había quedado sorprendido me había gustado platicamos por otro rato y finamente abandonamos aquel lugar la verdad de las cosas la química no solo fue en apariencia si no más de lo que hubiera imaginado me había comentado que era casado con una mujer y tenía una hijo, respetable porque cada quien su vida por aquel día mejor.

Lo perdí de vista siempre en aquellos años los el teléfono normal y convencional era único medio disponible para estar en contacto no había celulares ni redes sociales había que esperar nuevamente volverlo encontrar, así regrese aquel lugar por varias ocasiones sin éxito y regresando a casa desvelado y solo.

Fue una ocasión que nuevamente lo volví encontrar al Doctor y nuevamente la chispa fue inmediata nos convertimos en uno así conversamos y bailamos, dentro de lo que recuerdo me comento que no quería enamorarse por estar casado pero esa sensación la sentía sincera pero en fondo le pasaba lo mismo que a mí, volvió hacer esa noche de las mejores y así llego la despedida  no tenía ni pluma para anotar en algún lugar su teléfono que me repitió dos veces y yo confiando en mi memoria que al final me traiciono porque  no logre recordar y por varias ocasiones pensé encontrarlo pero tarde en regresar aquel lugar ya nunca lo volví a encontrar quizá regresos a su Bogotá solo recuerdo que la última vez que lo vi me comento que si quería conocer algo de su país viera la comedia que apenas iniciaba que era Café con aroma de Mujer la versión Colombiana.

Siempre regresando de natación por las noches me quedaba  viendo la comedia que me gusto y cuando me di cuenta atrapo la atención de mis familia y creo fue un suceso, ahora solo recuerdo de aquel Colombiano el destino y la casualidad permitieron conocerlo pero también el de no llevar algo en donde  anotar su número de teléfono fue el talón de Aquiles.




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