viernes, 11 de septiembre de 2015

Historias el regalo



Hace unos años cuando se acercaba la fecha de su cumpleaños de Eduardo mi primera pareja, siempre esperaba ese día,  para mí lo más importante es convivir con la persona lejos de lo material, de la cena costosa, del regalo caro, o la loción de moda,    siempre me ha gustado compartir desde los más simple.
Ya en días previos  había comprado su regalo algo muy sencillo, en aquellas fechas no eran días de paga por lo que le había comentado que lo celebraría llevándolo a comer para mí eso me llenaba mis expectativas, me hacía sentir bien, quedamos que me hablaría ese jueves para ir a festejar saliendo del horario de la oficina, el pasaría por mí, siempre pasaba por mí en su auto.

Ya eran las 5.20 pm empecé a contar los minutos para poder entregarle su regalo y darle su abrazo, pero llego la hora  no ha sonado el sonido del claxon, siempre lo hacía sonar pero esta vez nada, pasaron los minutos y ya casi las 6.00 pm, le marque a su celular me comento que no tardaba así que llegaría más tarde.
Ya eran las 7.00 pm yo en la oficina  yo había llegado, hable a su celular pero este no me contestaba, hable a su casa  que siempre me contestaba sus papas, de  forma grosera me contestaban y colgaban el teléfono, así que no sabía por lo que opte esperar un poco más de tiempo, así que paso otra hora sin poderme comunicar a su celular, pensaba no me puedo ir sin entregarle su regalo, así lo espere más.

Ya eran las 8.00 pm el policía me fue a decir que tenía que abandonar las oficinas,  tome mis cosas y aquel regalo que estaba en escritorio, la noche había llegado y caminado por el pasillo con mi regalo en mis manos, con un sentimiento que me golpeaba, m perturbaba y dolía, ese dolor que no se ve.

En aquella avenida ilusamente pensaba que  se le había hecho tarde y quizá era el auto que viene a lo lejos pero no era así, así por unos minutos espera más y nada, solo pude respirar profundamente y caminar hacia la avenida principal para tomar el transporte que me llevaría a mi casa, y en mis manos aquel regalo que con mucho cariño había preparado un día antes, y por la mente se vale que pase esto, cuánto vale mi regalo, cuánto valen los sentimientos, el afecto pero sobre todo amar alguien y que no pase nada en una fecha tan marcada y significativa por menos para mí.

Moraleja a veces pensamos que somos indispensables para la gente pero muchas veces estamos equivocados, porque puedo decir yo quiere mucho a esta persona y lo amo, pero la otra persona pensara lo mismo quizá nada. 


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