jueves, 17 de diciembre de 2015

Historias Las Posadas



Ya casi por llegar  la navidad , recuerdo  las posadas en sus diferentes maneras invaden el ambiente desde los primeros días de Diciembre, a la memoria remonto aquellos años en la casa con mis hermanos una ocasión asistimos a la posada de la parroquia la verdadera razón era para que  nos dieran los aguinaldos (Bolsas con dulces y frutas ), aquella ocasión yo contaba con 8  años mi hermano un año menos, pero había mucha gente,  era tal cantidad de niños que las puertas de la iglesia se cerraron para no permitir la entrada de más personas, entre tanto calor y gente el rezo se hizo como una penitencia ya por cargar los peregrinos se hizo en el interior de la misma para que ya no entrarán más niños,  nos repartieron velas para cantar la tradicional posada pero tal cantidad de gente y  entre tantas velas prendidas empezó a oler a pollo quemado, rápidamente  nos fijamos y era mi hermano que le había quemado el cabello con las velas , ya por terminar  aquel rosario, la persona que rezaba  aparte de que cantaba tan mal nos avisó por micrófono que por ese día como no habíamos rezado bien no había aguinaldos, aunque la realidad es que nadie ese día se había querido hacer cargo ese día.

Y fue aquella vez que jamás me quedaron ganas de ir a las iglesias a las posadas, sencillamente porque después de aquella traumática experiencia no quedaron ganas.

Recuerdo por ahí en una posada en la casa cuando se rompía la piñata una de esa me taparon el ojo que me quedo el parpado levantado así con ojo medio abierto no pude romper la piñata, y una posada  que hice llene la piñata con harina pero esa posada me demostró que esos días no conviene hacer fiestas porque muchos tienen fiestas en sus casas, en el  trabajo , en esa posada solo 15 personas había finalmente a una amiga le toco la de haría ni modo le cayó la harina y creo desde ese día ya no nos hablamos.
Cuantas cosas podemos recordar en el baúl de los recuerdos.


Se puede percibir en el ambiente  el olor a la ensalada de nochebuena, con su color el color de la remolacha o betabel, l cacahuate,  jícama, el juego de naranja y la caña de mi mente parte aquellos platos de barro en cual mi abuela materna nos servía en aquella casona ahora perdida.



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