lunes, 13 de febrero de 2017

Historias El aprendiz



En  mis inicios  en la vida en el ambiente, después de haber salido del closet, una vez concluido la universidad, así como pasado la prueba del miedo en la primera visita al  primer antro de ambiente, de haber experimentado,  los nervios y las manos sudadas.

Esta noche estoy sentado en aquella barra del bar el Vaquero ubicado al sur de la ciudad, tomando mis clásicas dos cervezas por lo menos para entrar en ambiente, escuchando  la rokola  y al mismo tiempo mirando cada vez que entra  algún parroquiano, así como escuchando las pláticas pero  al mismo tiempo esperando que llegara el príncipe azul hay veces que pensamos ser protagonistas de alguna historias con finales felices, pero a veces la realidad no es así podemos ser hasta el sapo del cuento, o tenemos que besar a muchos sapos pensando que eso es lo que buscamos, quizá el hombre esperado, pero en la mayoría de las cosos solo quedaba en suspenso con final infeliz.


Bueno ya estaba ahí y el tiempo transcurría el ambiente poco a poco se impregnaba de olor al cigarro, y las conversaciones era más fuerte hasta el momento que se mezclaban con risas, y aquel pequeño lugar se había llenado era como el clímax, hasta para ir al baño era complicado esperando el turno, con las miradas furtivas de los que estábamos en la fila como adivinando de qué tamaño la tiene o en su caso disimulando que miembro era más grande, y siempre buscando un objetivo el poder encontrar a alguien.

Pero aquella noche como siempre regresaba a sentarme a mi lugar apartado por un desconocido que me había hecho el favor  de nuevo en aquella posición  que creo hasta parte de la decoración del lugar ya me miraba.

Paso más tiempo y en el  Bar cerraba podo después de las  00.30 a.m., Y  sentando viendo como escurría el agua de la botella de cerveza, escuche una voz que comentaba  que como la estaba pasado, levante la cabeza y respondí que bien, al mismo tiempo mire aquel hombre ya maduro de más de 50 años de cabello canoso eso si ojos claros, era alto sé que en su etapa de juventud había sido todo un suceso y para mis 22 años su era una diferencia abismal no tanto en edad, porque podemos conocer gente de edad pero con mentalidad de un joven de 20 años,  o personas jóvenes con mentalidad muy maduras que sorprenden es en ese aspecto algo incongruente pero se da, en aquel momento  fue como algo interesante sobre todo por su experiencia.


Ya conversamos por un rato esperando que cerraran el bar porque hasta pero me comento una propuesta me invitaba a su departamento que no me pasaría nada solo quería observarme solo eso, la verdad era muy temeraria la propuesta a veces uno pude arriesgar por vivir un momento así hasta la vida pero esto es como la ruleta rusa, en aquellos años como la propuesta estaba, con la pequeña platica  como si se puede dar cuenta como es la persona un que no lo es todo, pero que podía perder si solo era eso, y le dije que sí. Le comente que sería un rato porque en esos días,  el sábado entraba a la primera hora a la clase de natación  a las 6.00 a.m., así fue llegamos  aquel departamento.

Ya estando en el mismo todo parecía que el tiempo se había detenido, los muebles  el aspecto daban una sensación de soledad, de nostalgia  y eso si un poco de polvo,  estuvimos conversando y aquel hombre me comenta que gracias lo único que deseaba aquel señor es que no pasara otra noche de soledad.

Me comento  si podía pone una disco en aquella esquina de la sala había una consola para reproducir música en discos  en 45 rpm, y puso una canción clásica que ya no recuerdo su nombre, toda aquella experiencia  me dejo un gran aprendizaje.

La persona tiene diferentes maneras para estar bien, en aquella noche como aprendiz quizá yo buscando algo encontré a alguien que solo buscaba simplemente que alguien lo escuchará y hoy en día cuantos queremos que alguien nos escuche  y que no piensen que queremos sexo.